Regreso al punto de partida
En el juicio por robo de bebés se hicieron inspecciones en el Hospital Militar y en el IPP. Después de 33 años, Sabrina conoció el lugar donde nacieron ella y su hermano desaparecido
Alfredo Hoffman De la Redacción de UNO
ahoffman@unoentrerios.com.ar
Sabrina Gullino volvió ayer al Hospital Militar y al Instituto Privado de Pediatría. Le llamó la atención las distancias y las dimensiones: las dependencias de la institución del Ejército le parecieron estar mucho más cerca entre sí de lo que se imaginaba y la sala de Neonatología del IPP le pareció muy pequeña. Pensó que los médicos pediatras no pudieron no haberse enterado de que ella y su hermano mellizo desaparecido estuvieron allí durante alrededor de 20 días. Justamente, casualidad o no, ayer había ahí dos hermanitos en una incubadora. Estaban con sus nombres, perfectamente identificados. No era así hace tres décadas.
“Fue bastante fuerte, porque tuve una vivencia más figurativa, más completa. No es lo mismo reconstruir la historia sin ver el lugar, que cuando uno lo ve”, expresó a UNO la hija de Raquel Negro. Ella fue sustraída por los represores y pudo recuperar su verdadera identidad. Ahora es querellante en el juicio por robo de bebés que se realiza en Paraná.
En el Hospital Militar y en el IPP se hicieron inspecciones oculares como cierre de la etapa de producción de pruebas. Sabrina y su hermano mayor, Sebastián Álvarez, jueces, fiscales, abogados querellantes, los imputados Jorge Fariña, Pascual Guerrieri y Juan Daniel Amelong y tres enfermeras recorrieron las dependencias donde Raquel pasó sus últimos días, embarazada y en cautiverio. En la Guardia médica, guiados por la trabajadora de Maternidad que la asistió antes y durante el parto, visitaron la habitación donde estuvo detenida, custodiada las 24 horas. Luego rodearon el edificio y observaron la ventana que hace 33 años estaba enrejada con tablas de cajón de manzanas.
De allí fueron a Maternidad, un pabellón de techos altos y habitaciones que hoy están desocupadas. Una de esas piezas era la sala de partos. La enfermera explicó que allí dentro nacieron Sabrina y su hermano. Que un hombre que estaba en esa puerta, vestido de civil, entró y retiró al varón, que había nacido primero, argumentando que estaba cianótico. “Pero yo no lo vi cianótico, para nada”, recordó la mujer. Sabrina nació después y se quedó ahí con su mamá cuando la empleada se fue. Ayer al mediodía esa sala se dejaba ver vacía, con las paredes descascaradas y apenas iluminada con un cuadrado de luz que ingresaba por la única ventana.
Antes la comitiva había pasado por la sala 1, donde están las habitaciones, y Terapia Intensiva, donde los bebés estuvieron internados ya con sus identidades suprimidas. En aquellos años allí mandaba el médico militar Juan Antonio Zaccaría, hoy procesado, quien prefirió no participar de la inspección. En la otra punta del pasillo pero a pocos metros estaba la habitación 5, donde estuvo Raquel después del parto, vigilada por varios militares armados.
La segunda inspección fue en el IPP, en España 312. El despliegue de vehículos y de gente en esa calle céntrica motivó que se cortara el tránsito. Todos ingresaron por un pasillo angosto. Al final estaba la entrada de Neonatología. El médico Miguel Torrealday ofició de guía. Cerca estaban dos de sus tres socios: David Vainstub y Ángel Schroeder. Torrealday dijo que estaba muy conmovido y que su intención era colaborar con la Justicia. Pero Sabrina, después de estar allí, manifestó sus dudas y su enojo porque “ninguno de los cuatro médicos pueda asumir la responsabilidad que tuvieron en su momento”.
“No queremos más que encontrar al melli. Cómo cambiaría la historia si tiraran una pista certera. Esto nos deja un sabor amargo. No hallo una explicación a que esta gente con mucha trayectoria en Paraná, los cuatro o alguno de los cuatro, no sepan lo que pasó. Con las dimensiones de la sala, las características, el vidriado, hoy me parece imposible que Torrealday no haya sabido qué pasaba en esa clínica. Ellos saben lo que pasó, ahora lo tienen que decir, y espero que cuando termine el juicio pueda ir a darles un saludo sincero”, reflexionó.
En el IPP también estuvieron presentes enfermeras que colaboraron con la investigación: “Cada una fue aportando datos muy importantes y ya hay una relación de afecto con ellas, porque son un sostén muy importante en toda esta historia. Quiero destacar su valentía y su inmensa humanidad. Estuvo muy bueno encontrarme con ellas”, añadió.
Con los testimonios de ayer de Estela de Carlotto y de Miguel Bonasso –el del médico Jorge Eduardo Rossi no se realizará por sus problemas de salud– finalizó esta etapa del juicio por la causa Hospital Militar. Se abrió un cuarto intermedio hasta el 4 de octubre, cuando el acusado Amelong ampliará su indagatoria, se introducirán declaraciones testimoniales por lectura y se dará inicio a los alegatos.
“Para mí el proceso del juicio fue muy dinámico, muy preciso. Me parecen muy interesantes todos los avances que se han tenido, cada testimonio fue brindando mucha más fuerza a la hipótesis del bebé vivo, que ahora ya no lo dudamos más. Creemos que el mellizo vive y que alguien se lo llevó”, finalizó Sabrina.
Guerrieri y los CCD
Ayer Guerrieri solicitó hablar por tercera vez en lo que va del juicio para contestar las acusaciones del testigo clave Eduardo Costanzo y para asegurar que no tiene “ningún pacto de silencio con nadie, excepto con Dios”, en contestación a la interpelación que le hicieran Sabrina y Jaime Dri.
Sobre el final de su intervención, terminó admitiendo la existencia de centros clandestinos de detención. Ante una pregunta de uno de los integrantes del tribunal, dijo: “A un ladrón común se lo pone en una cárcel común. En todas las guerras que hubo en el planeta siempre existieron los campos de concentración”. Aunque luego intentó desvincularse: “Aquí puede haber habido, yo no los conocí, no estaba en esa tarea. Estuve afectado al Mundial 78”.
Carlotto recordó que Torrealday sabía
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, recordó ayer la reunión que mantuvo hace 11 años con Miguel Torrealday, uno de los socios del IPP. Según relató, el médico le contó algunos detalles sobre la internación de bebés mellizos sin nombres provenientes del Hospital Militar –los hijos de Raquel Negro– en marzo de 1978. Esto entra en contradicción con lo dicho por el propio Torrealday en sus declaraciones: que no sabe nada o que no se acuerda.
Carlotto dijo que Torrealday le explicó porqué la niña ingresó el 4 de marzo y el niño el 10: “Él suponía que como la niña que había ingresado primero lloraba mucho, trajeron a su mellizo para que la acompañara, siendo que pareciera que el chiquito no estaba muy bien de salud”. Al declarar por videoconferencia, la titular de Abuelas dijo no recordar si Torrealday percibió esa circunstancia o si se la comentaron; pero sí es claro –de acuerdo con este testimonio– que estaba al tanto de los hechos. El encuentro entre Carlotto y Torrealday fue en 2000 y el médico se mostraba preocupado por haber supuestamente descubierto la anotación de bebés NN en el libro de ingresos del IPP. Sin embargo Torrealday declaró que detectó esas inscripciones mucho antes, en 1989.
Luego declaró el diputado nacional y periodista Miguel Bonasso, quien ratificó lo publicado en su libro Recuerdo de la muerte y responsabilizó a los imputados por el cautiverio de Raquel Negro y su traslado al Hospital Militar de Paraná para dar a luz.
23 Sep
Día 14: terminó la etapa testimonial y Sabrina conoció el lugar donde nació
Este jueves Estela de Carlotto contradijo a Torrealday: dijo que sabía de la internación de los hijos de Raquel Negro en su clínica. Bonasso responsabilizó a los acusados. Se realizaron las inspecciones en el Hospital Militar y el IPP. Guerrieri reconoció la existencia de campos de concentración.
por Alfredo Hoffman (especial para Mesa Juicio y Castigo)
En la décimo cuarta jornada del juicio oral y público por robo de bebés, finalizó este jueves la etapa probatoria con las declaraciones testimoniales de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y del periodista Miguel Bonasso, una nueva ampliación de indagatoria del represor Pascual Guerrieri y las inspecciones oculares en el Hospital Militar y el Instituto Privado de Pediatría. El debate se retomará el 4 de octubre con el inicio de los alegatos.
En su testimonio, Carlotto recordó su reunión con uno de los socios del IPP, Miguel Torrealday, hace 11 años. Dijo que el pediatra le manifestó conocimiento sobre la internación de los bebés mellizos de Raquel Negro en esa clínica en marzo de 1978, algo que Torrealday dice no recordar.
“Él suponía que como la niña que había ingresado primero lloraba mucho, trajeron su mellizo para que la acompañara, siendo que pareciera que el chiquito no estaba muy bien de salud, por eso su ingreso fue posterior al de la hermanita”, relató Carlotto mediante videoconferencia. Dijo no recordar si Torrealday tuvo conocimiento directo o si le comentaron ese acontecimiento.
El encuentro entre Carlotto y Torrealday se produjo en el año 2000 y el médico se mostraba preocupado por haber supuestamente descubierto la anotación de bebés NN en el libro de ingresos del IPP, provenientes del Hospital Militar, lo que podría tratarse de casos de bebés apropiados a personas desaparecidas, como luego se comprobó. El propio Torrealday declaró que había detectado esas inscripciones muchos años antes, en 1989, por lo cual su entiende que su preocupación le surgió recién 11 años después.
“Él no me dijo cuándo fue que encontró el libro. Dijo que eran datos que no podían estar reservados, no dijo que él lo sabía desde determinado momento. Sí estaba preocupado porque estos datos podían servir para la búsqueda de la identidad de estos dos chiquitos”, dijo Estela. “Él lo que quería era sacarse el peso de encima de saber algo que estaba reservado en un instituto al que él pertenecía”.
“Torrealday dijo que el pago (de la internación) estuvo a cargo de quien los retiró”, agregó. “Dijo que los retiraron unas personas pero que no las conocía, no las identificó; dijo no saber quiénes eran. No recuerdo que haya dicho si él estaba presente”, sostuvo la dirigente de Derechos Humanos.
“Simplemente dijo los trajeron, está asentado el origen de quiénes los trajeron; los retiraron y está asentado el origen de quienes los retiraron y el pago por parte de esas personas que no dijo saber quiénes eran”, indicó.
Durante la reunión el médico no hizo mención al episodio en el cual las historias clínicas se habrían inutilizado durante la inundación de un depósito, algo que contó durante el juicio. “No se refirió a historias clínicas. Fue realmente hace ya 11 años. No se me hubiera escapado de todas formas el agregado que pudiera haber hecho este hombre de datos importantes. Ignoraba que habían desaparecido las historias clínicas, es muy sospechoso que desaparezca esa documentación”, reflexionó.
“Supongo que el médico dio el alta cuando ya estaban fuera de peligro. Tampoco se consigna que el niño (varón) salió fallecido. Él dice que el niño salió con vida. En este momento estamos ilusionados por estar cerca del encuentro de este mellizo con vida, quizá apropiado”, indicó.
La palabra de Bonasso
El periodista y diputado nacional Bonasso ratificó lo publicado en su libro “Recuerdo de la muerte”, en base a los testimonios del sobreviviente Jaime Dri y de la pareja de Raquel Negro, Tulio Valenzuela.
Bonasso, al igual que Dri la semana pasada, responsabilizó a los imputados en la causa por el cautiverio de Raquel Negro en los centros clandestinos de detención de Rosario y su traslado al Hospital Militar de Paraná para dar a luz.
“La referencia que tuve con posterioridad, en el año 81 cuando comencé a hacer la investigación para el libro, Jaime me contó que la habían llevado dos veces al hospital de Paraná y después la llevaron defintivamente; que había tenido mellizos y a ella habían trasladado, usando el eufemismo para decir que la habían matado”, manifestó Bonasso.
Por otra parte, relató cómo Tulio Valenzuela desbarató la Operación México para asesinar a la cúpula de Montoneros en tierra azteca y recordó la conferencia de prensa que Tulio dio en la casa de ese movimiento en Alabama 17 de Colonia Nápoles, en el DF. Recordó la preocupación que expresaba Tucho porque Raquel había quedado como rehén en la Quinta de Funes, embarazada, y temía por su vida y por el destino de los bebés.
Valenzuela no sabía que su mujer iba a tener mellizos, pero igual le dijo a Bonasso que estaba ilusionado con tenerlos, porque tenía antecedentes en su familia de nacimientos múltiples.
“Hay una extensísima carta de Tucho Valenzuela a Galtieri, que muestra la altura moral de Tucho y la bajeza de Galtieri de haber asesinado a su compañera. Le explicaba cómo había hecho para engañarlos, había hecho esa maniobra de contrainteligencia”, sostuvo el legislador.
En otro tramo se refirió al juicio revolucionario que Montoneros le aplicó a Valenzuela, mediante el cual lo degradó: “El juicio a Valenzuela fue un acto totalmente injusto que motivó mi crítica a la cúpula montonera, porque fue un acto stalinista y llevó a mi ruptura con la cúpula. La de Tucho fue una actitud heroica, como cuando lo mandaron de nuevo al país en una cita envenenada y se tomó la pastilla de cianuro y murió. Es dable suponer lo que le podían hacer si lo detenían vivo. La conducta de Valenzuela era coherente. Lo degradaron a subteniente. Cuando tuve un diálogo con Roberto Perdía, el número dos de Montoneros, le pregunté si a Dri le habían hecho también un juicio revolucionario y me dijo: ‘no cometimos el mismo error que con Tucho. Valenzuela tuvo una enorme grandeza en el juicio revolucionario, dijo que lo aceptaba pero les advirtió que si estaban vivos era porque él los había salvado”.
Sabrina conoció el lugar donde nació
Luego de las declaraciones de Bonasso y Carlotto, este jueves se realizaron las inspecciones judiciales en el Hospital Militar de Paraná y el Instituto Privado de Pediatría, con la participación de testigos que colaboraron aportando datos a la causa sobre lo sucedido en ambos centros de atención de la salud.
En el Hospital Militar, la propia Sabrina Gullino, la joven que recuperó su identidad en 2008, pudo asistir a la guardia médica donde estuvo detenida su madre Raquel Negro, a la sala de partos donde nacieron ella y su hermano mellizo y a la sala de Terapia Intensiva donde ambos estuvieron internados luego del nacimiento.
En el IPP, posteriormente, la comitiva judicial inspeccionó la sala de Neonatología, donde los hijos de Negro permanecieron internados durante poco menos de un mes en marzo de 1978. El guía en esta oportunidad fue uno de los propietarios de la clínica, Miguel Torrealday. También estuvieron presentes dos de sus socios, David Vainstub y Ángel Schroeder.
De ambas medidas de prueba también participaron los imputados Guerrieri, Fariña y Amelong. Este último, por su condición de abogado que ejerce su autodefensa, inclusive se permitió hacer preguntas a los testigos.
Guerrieri reconoció la existencia de campos de concentración
La extensa audiencia de este jueves continuó luego con una ampliación de la indagatoria de Guerrieri, quien solicitó hablar por tercera vez en lo que va del juicio para contestar las acusaciones del testigo clave Eduardo Costanzo y para asegurar que no tiene “ningún pacto de silencio con nadie, excepto con Dios”, en contestación a la interpelación que le hicieran Sabrina y Jaime Dri.
El represor acusó a su ex subordinado el Tucu Costanzo de ser “un hombre que tiene una vida irregular”, se quejó porque los “insultó” durante su testimonio del miércoles y sostuvo que se expresó con “animosidad” hacia los imputados.
Sobre el final, terminó admitiendo la existencia de centros clandestinos de detención durante la dictadura, ante una pregunta de uno de los integrantes del tribunal. “A un ladrón común se lo pone en una cárcel común. En todas las guerras que hubo en el planeta siempre existieron los campos de concentración”, dijo; aunque luego intentó desvincularse: “Aquí puede haber habido, yo no los conocí, no estaba en esa tarea. Estuve afectado al campeonato mundial del 78”.
22 Sep
“Navone fusiló a Negro y se llevó al mellizo”
Desde Barcelona, el militante peronista Oscar Kopaitich dijo que el oficial de Inteligencia del Ejército durante la última dictadura militar se llevó al hijo varón de la detenida desaparecida que dio a luz en el Hospital Militar de Paraná
El militante peronista Oscar Kopaitich dijo que el represor Paul Navone, quien se suicidara en 2008, mató a la detenida desaparecida Raquel Negro y que además se apropió del mellizo varón que la mujer había dado a luz en el Hospital Militar en 1978.
“El que sabe bien cómo fue que Paul Navone se llevó al mellizo de Raquel Negro del Hospital Militar de Paraná en 1978 es Oscar Kopaitich, que está en España”, había afirmado ayer ante el Tribuna Oral Federal de Paraná Eduardo Constanzo, ex integrante de las fuerzas civiles que prestaron servicios para la represión ilegal durante el último gobierno de facto, en el marco del juicio por el robo y susticución de identidad de los hijos de Negro, uno de los cuales, Sabrina Gullino, restituyó su identidad en diciembre de 2008.
En varias comunicaciones, vía telefónica y por mail, el militante de la Tendencia Revolucionaria del PJ en los turbulentos años ’70, en Rosario, Oscar Natalio Kopaitich, agregó más datos a la sugerencia que Costanzo dejó picando en la sala, según cita Notife.
Kopaitich compartió escuela primaria con Paul Navone en la ciudad de Casilda, próspera por su explotación agropecuaria, cenicienta entre las ciudades del sur santafesino.
“Efectivamente, Paul Navone compartió conmigo la escuela primaria, cuyos fondos daban a su casa. Él estaba un grado detrás de mí porque creo que tenía uno o dos años menos que yo”, dice desde Barcelona Kopaitich a este medio. “Para que tu tengas una perfecta idea de cómo era, te diré que muy de vez en cuando, porque sentía como todo niño la necesidad de compartir con otros esas vivencias que sólo se dan en esa época de nuestra vida, aparecía por mi barrio”, agrega.
“Pobre diablo –informa- siempre le faltaban cinco para el peso, ya que siempre el eje de cualquier joda o agresión propia de ésa época, eran los años ’50. Si no te acomodás a esa jodas te hacés milico a cura”, señala en sorna. “Este subnormal terminó en el Liceo Militar de Santa Fe», define.
-Y después, de grande, ¿cómo fue la relación?
– Solía volver a Casilda, vestido de blanco y dorado con un pequeño machete en la cintura. Y nosotros, los chicos, pasábamos en bicicleta y desde «milico puto» a cualquier otro improperio nos venía bien. No tenía un sólo amigo. El Ejército no logró hacerlo hombre como tal vez pretendieron él y sus padres. Porque cuando Raquel Negro hizo un parto perfectamente normal y tuvo a los mellizos, para llevarse el niño, que es lo que él quería, (Juan Daniel) Amelong y (Pascual) Guerrieri, lo obligaron a fusilar a La Negra, a quien también tuve la suerte de conocer personalmente. Y lo hizo.
-¿Cómo se enteró del suicidio de Navone? Justo un día antes de declarar en instrucción por la causa de los hijos de Negro.
-Para mí, lo suicidaron los mismos que nombro anteriormente, porque iba a vomitar hasta lo comido el año anterior. Porque no me cabe en la cabeza que fuese capaz ni de suicidarse. Este tema, y varios más, los traté cuando él vivía todavía. Yo me fui de la Argentina en 2002 sin que nadie conociera su paradero. Unos años antes, con mi mujer y mi hijito, éramos asiduos concurrentes a la pileta de natación del Club Gimnasia y Esgrima de Rosario, en esos tórridos veranos insoportables de nuestra zona. Allí vino a recalar el Coronel Oscar Flamini, ex amigo de la infancia también y de la promoción de Paul. Era el Jefe del Batallón 121, hasta que lo retiraron. Él no conocía a nadie y me saludaba con efusión aunque yo no le daba cinco de bola. Hasta que un día, molesto por esta situación, me arrimé a la sombrilla debajo de la cual estaba él con su familia y le dije directamente “Oscar, te invito una cerveza, quiero conversar contigo”. Me aceptó de inmediato y charlamos durante casi dos horas y entre las cosas que hablamos estaba el tema de Paul.
– El juicio ventilo que Amelong, Guerrieri y Marino González participaron del operativo de traslado de Negro a Paraná. ¿Conoce sobre algun otro militar o PCI que haya tenido intervención directa en el hecho?
– Sí, Walter Pagano que fue uno de los que llevó a la nena (hoy Sabrina) al Hospicio de Huérfanos, pero no mucho más. El coche lo condicía el mayor o capitán Marino González, que fue el mismo conductor que retiró a Raquel Negro de La Intermedia, que es un campo de propiedad de la Familia Amelong, que está ubicado exactamente frente a la estación de servicio de la Autopista a Santa Fe, en La Ribera, a pocos metros del Río Carcarañá. Este fue un tema manejado por el interés de Navone en apropiarse de una de las criaturas. Y la orden de matarla cuando diera a luz era directa de Galtieri. Aunque el movimiento de gente, la tortura y otras minucias, estaban ordenadas por el Coronel Juvenal Alcibíades Pozzi. De quien tengo para hablar un rato largo. Y es uno de los menos conocidos de estos criminales.
– ¿Navone se llevó el niño?
– La investigación sobre el niño robado por Navone es muy fácil de llevar a cabo, si en Casilda sigue viviendo el «Negro», hermano de Paul, casado con la «Chiqui», y un flor de tipo que creo no se hablaba con el hermano. Aquí todo lo que hay que hacer es encontrar a la viuda de Paul y preguntarle cuántos hijos tiene. Y cuál no nació de su vientre. Ya está.
Navone, el duro
Navone se suicidó el 25 de febrero de 2008 en Córdoba, en el parque de un Hotel cordobés de la Fuerza Aérea. La decisión parece haber estado planeada. El ex oficial de inteligencia del Destacamento 122 con asiento en Santa Fe dejó una carta explicando los motivos: “Tomo esta decisión en pleno uso de mi libertad y facultades. Nadie ,de mi entorno familiar ni de mi contexto, tiene conocimiento de lo que he dispuesto hacer. Lo hago solo sin participación de tercero alguno. Adopto esta conducta como el mejor camino para mí.”. Destinó las palabras al juez de la causa y luego se disparó en la localidad de La Granja, en Córdoba. “La distancia estimada entre la boca del arma y la piel ha sido menor de 50 centímetros”, informó el médico forense que hizo la necropsia. Los abogados le habían advertido que un procesamiento podía generar el embargo de los bienes en 800 mil pesos y ese dato le disparó los valores de glucemia.
Un día antes de declarar como imputado en Paraná, se disparó en la cabeza con una 9 mm alrededor de las 3 de la mañana del 25 de febrero de 2008 y el cuerpo fue encontrado cinco horas más tarde. Nadie lo custodiaba. Nadie lo cuidaba. Todo muy raro.
Formado en el Liceo de Santa Fe, Navone siguió su carrera como cursante en Campo de Mayo en 1967, saltó a Rosario un año más tarde y en diciembre de 1970 su destino fue Santa Fe, tres años más tarde lo enviaron a Córdoba y en el 1975 a un curso de Técnica en Buenos Aires. Fue oficial de inteligencia del DI 122 con destino en Paraná entre el 15 de diciembre de 1976 hasta el 31 de diciembre de 1977, según informa el legajo reservado al que tuvo acceso Notife.com
Como el resto de los oficiales que participaron de la represión ilegal, cumplió funciones en Formosa hasta el fin de la dictadura. Su carrera acabó como Jefe de División en Rosario en el año 1991 y el 31 de julio de 1993 se le declaró el retiro voluntario de la fuerza.
Navone tuvo un paso de perfeccionamiento de técnicas de inteligencia en el Batallón de Inteligencia 601, que operaba en Buenos Aires en la esquina de Viamonte y Callao.
Algunos textos históricos aseguran que Navone integró la patota que en 1979 asesinó al comandante montonero Horacio Mendizábal y que, como parte de ese “merito” se hacía llamar como el asesinado, que ingresó al país en la llamada Contraofensiva.
Todos los nombres de los oficiales que operaron en Paraná
El Destacamento de Inteligencia 122 que operó en Santa Fe tuvo una “Sección Paraná” que el Ejército desmenuzó en un informe reservado que, al momento de escribirse esta nota, no estaba agregado al expediente.
El Jefe que comandaba todas las operaciones en la capital entrerriana era el Mayor Rubén Ignacio Gaitán, que estuvo hasta noviembre de 1977, después lo siguieron en la jefatura de la Sección los Mayores Eduardo Andrés Álvarez, hasta noviembre de 1979 y Armando Enrique Zarabozo, hasta el 10 de octubre de 1982. Este último hizo viajes en Comisión a Colombia en 1978 y juntó 119 días para completar un curso de “Analistas e Interrogadores”. En esos cursos se estudio Inteligencia de combate en las unidades y las responsabilidades del Oficial de Inteligencia en las unidades, según detalla el Boletín Reservado del Ejército 4844.
Los capitanes afectados a la Sección Paraná fueron Carlos Gustavo Fontana, los Teniente Primero Raúl Méndez, Paul Navone, Juan Bautista Scartascini y Antonio Torres González.
Completaban el elenco del área Paraná el subprincipal de Infantería Hugo Morino, el Sargento Ricardo Fick, el Sargento de Infantería Julio Seguín, los Sargentos Ayudantes Raúl Sciascia y Nicolás Suárez y los ayudantes en Comunicaciones Carlos Martínez y Rolando Santana.
El jefe máximo del Destacamento de Inteligencia 122 en el momento más duro de la represión fue el coronel Domingo Manuel Marcellini, que falleció en 2010 sin que se lo pueda juzgar por delitos de lesa humanidad. Se había formado en la Escuela de las Amércias, en Panamá, donde egresó en 1973.
22 Sep
Día 13: Las revelaciones de Costanzo sobre el robo de bebés y el accionar cotidiano de los represores
El ex agente de Inteligencia ratificó que Raquel Negro fue trasladada al Hospital Militar de Paraná para dar a luz e involucró a cinco de los seis imputados con la sustracción de sus hijos mellizos. Pidió al Tribunal que investigue si Paul Navone, el militar que se suicidó en 2008, se quedó con el bebé varón. Fariña intentó desacreditar su testimonio.
por Alfredo Hoffman (especial para Mesa Juicio y Castigo)
El 13º día del juicio oral y público por delitos de lesa humanidad que se desarrolla en Paraná tuvo como principal protagonista a Eduardo Rodolfo Costanzo, ex personal civil de Inteligencia del Segundo Cuerpo del Ejército, quien dio detalles del plan para el robo de los hijos mellizos de Raquel Negro, nacidos en el Hospital Militar de Paraná entre febrero y marzo de 1978, y del accionar cotidiano de los represores involucrados en la causa. Además el imputado Jorge Alberto Fariña pidió prestar declaración indagatoria, para defenderse de las acusaciones que preveía que haría el testigo.
En su testimonio, Costanzo ratificó sus anteriores declaraciones acerca de que la detenida-desaparecida Raquel Negro fue trasladada embarazada al Hospital Militar de la capital entrerriana e involucró a cinco de los seis imputados con la sustracción de los hijos mellizos que nacieron en aquella oportunidad. Además pidió al Tribunal que investigue si Paul Navone, el militar que se suicidó en Ascochinga (Córdoba) en 2008, se quedó con el bebé varón.
El represor llegó sobre la hora de inicio de la audiencia desde Rosario, donde cumple condena de prisión perpetua en forma domiciliaria. Se hizo presente en la sala vistiendo una corbata estampada con personajes de Disney.
«Háganle un ADN al hijo de Navone, que el día que se mató lo mandaron a España, y al hijo del hermano de Navone, que vive en Casilda, porque siempre se comentaba que Navone tenía un hijo de desaparecidos, o él o el hermano», arremetió en un pasaje de su testimonio. Hasta ahora, Costanzo venía sosteniendo que el bebé varón había nacido muerto o había fallecido en el parto. Este miércoles dijo que ésa era una versión surgida de los comentarios de quienes estuvieron a cargo de la custodia de Raquel en el nosocomio de avenida Ejército, pero que ahora daba crédito a los comentarios que se escucharon en el juicio según los cuales no fue así, sino que los dos ingresaron al Instituto de Pediatría y de allí fueron dados de alta.
Además, recogió la versión que había lanzado el imputado Pascual Guerrieri al inicio del juicio, acerca de que Navone se habría quedado con la criatura. «Hace un año y medio que vengo luchando para que este atorrante del juez (federal de Rosario, Marcelo) Bailaque le tome declaración a Carlos Razetti, que tiene todo para decir de quiénes mataron a Raquel Negro y quién tiene el mellizo. Ahora el 1 de agosto presenté un pronto despacho», dijo el ex servicio de inteligencia. Razetti es hijo del dirigente justicialista asesinado por la Triple A en octubre de 1973, Constantino Razetti.
Además dijo que «hay un periodista que vive en Barcelona, Oscar Copaitich, que viene dando alaridos, diciendo quiénes mataron a Raquel Negro y quiénes tienen al hijo». Según indicó, este periodista «se crió con Navone en Casilda», donde «se comentaba que tenían un hijo de desparecidos, él o el hermano». Por eso pidió que le tomen declaración por videoconferencia a Copaitich y que se efectúen los análisis de ADN.
Por otra parte, ratificó lo que había expresado en otras oportunidades, acerca de que una noche, en el centro clandestino de detención La Intermedia, vio llegar a personas desconocidas en un Peugeot 504. Esos hombres se bajaron y abrieron el baúl y ahí pudo ver el cadáver de Raquel Negro, totalmente desnuda, atada y con una bolsa en la cabeza. «La sacaron y la llevaron con los otros muertos al camión, para llevarlos al aeropuerto y tirarlos al mar».
En un momento de la declaración, Costanzo se dirigió a los hijos de Raquel Negro: «Les digo a Sabrina y a Sebastián: mírenle bien el rostro a Marino González (uno de los imputados), porque él es el último que tocó a su madre, porque era él quien tiraba la gente de los aviones».
Sobre el operativo de traslado de Raquel Negro a Paraná, ratificó lo que ya declaró en sede instructoria: “Quién se encargó de todos los trámites fue Marino González, él organizaba las guardias, quién tenía que venir a cuidarla; me imagino que en comunicación con gente del hospital”, dijo. Específicamente mencionó que González debe haber tenido contacto con Navone en el nosocomio.
Aseguró también que la internaron “como la sobrina de Galtieri” y sus compañeros del Destacamento de Inteligencia 121 se turnaban para custodiarla en guardias de 24 horas, en una habitación con dos camas. Para eso venían desde Rosario en autos robados.
Sus pares del Destacamento le comentaron que nacieron un varón y una mujer y luego el imputado Walter Pagano le contó cómo dejaron Sabrina Gullino en el Hogar del Huérfano de Rosario. “Él y Amelong la tiraron a la nena en la puerta de un convento. Orgulloso estoy de que hoy Sabrina tenga su identidad gracias a mí. Lo que sé es que Amelong se quedó en el auto y Pagano la dejó en el hall. Contó que dejó un escarbadientes para que el timbre siguiera sonando y la monja de arriba preguntó ‘¿qué busca?’ y salió corriendo (…) Nos cagamos de risa (…) No sé quién la trajo a la bebé ni cuándo ni cómo llega a manos de ellos”.
A Raquel Negro la vio por últma vez ya sin vida, “la noche que mataron a los 16 detenidos en la quinta de Amelong”, en referencia a La Intermedia. “Después que los cargan a todos en un camión, un Merceditos Benz, para llevarlos al aeropuerto para tirarlos al mar, para un auto al lado mío, se bajan tres o cuatro tipos, abren el baúl, miro así y la veo totalmente desnuda, con una bolsa de plástico acá (en la cabeza) y atadas las manos. La sacaron y la cargaron junto con los otros muertos”.
Constanzo dijo suponer que la orden para trasladar a Raquel Negro embarazada al Hospital Militar de Paraná, desde su lugar de cautiverio en la zona de Rosario, la dio “la cúpula de arriba”, es decir el comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, Leopoldo Fortunato Guerrieri, o su lugarteniente, Luciano Adolfo Jáuregui, o el mismo Guerrieri, segundo jefe del Destacamento de Inteligencia 121.
Además de ellos responsabilizó a los demás cabecillas de la patota: “Fariña como jefe de la sección Operaciones Especiales”, Amelong como segundo jefe de esa sección y González “en la sección calle”. Los cuatro “sabían vida y milagro” de todo lo que ocurría. La “patota” era la que “operaba, detenía, hacía los vuelos de la muerte”. Alcides Juvenal Pozzi, el jefe del Destacamento “no daba señales de vida”.
Guerrieri era quien estaba al mando de la Quinta de Funes. En ese sentido, el testigo recordó cuando estando él en ese centro clandestino de detención, atendió el llamado de un periodista mexicano que había participado de la conferencia de prensa que Tulio Valenzuela había dado para desbaratar la Operación México, lo que motivó que se levantara ese centro clandestino de detención. “Una mañana suena el teléfono y atiendo yo y dicen: ‘habla el periodista del diario Uno más uno de México’. Yo entendí que era joda y le digo: ‘Uno más uno es igual a dos’. ‘No, es en serio’. Entonces le paso a Guerrieri, que atiende y dice ‘no, esta es una casa de familia’, y le cortó. Entonces se levanta todo de la Quinta de Funes y se va a la escuela Magnasco y de ahí a la finca de Amelong, a La Intermedia”.
En otros pasajes recordó cuando Amelong y Guerrieri lo amenazaron de muerte mientras compartían detención, antes de que a Costanzo se le otorgara prisión domiciliaria. A Guerrieri también acusó de haber “robado plata” de su familia, cuando estuvo preso en Tucumán por haber matado a una persona en una riña.
Sobre Fariña dijo: “Uno hasta se ha prestado para hacer de ladrón para él. Cuando él se va de jefe a Posadas, nos encarga robar una lancha para que lleve, una cupé Taunus que sea negra y un 504, que se llevó robados desde Rosario. Me acuerdo toda la forma en que choreaba, en que delinquía. En una oportunidad allanaron dos armerías grandes de Rosario, aduciendo que le vendían armas a los montoneros. Las desvalijaron a las dos y a uno de los dueños lo mataron. En la casa deben tener todavía esos adornos de ciervos que tenían en las armerías”.
“A mí nadie me va a hacer callar, nadie ni nada. Si me cortan la lengua para que no hable voy a escribir con la mano y si me cortan la mano voy a escribir con los pies y si me cortan los pies voy a hacer señas como Bernardo el mudo de la película El Zorro”, aseguró.
Fariña amplió su indagatoria
El imputado por el robo de bebés durante la última dictadura cívico militar Jorge Fariña amplió su indagatoria ante el Tribunal Oral Federal este miércoles, previo al testimonio de Eduardo Costanzo.
Fariña dijo que Costanzo tiene «animosidad» contra él, que es un «fabulador, mentiroso, mitómano, estafador, un personaje perverso» y agregó: «A él (por Costanzo) se le cree todo y a mí no se me cree nada, que soy todo lo contrario y reconocido en todas las ciudades donde estuve. Soy una persona de bien».
Luego añadió: «Creo que la investigación debe dirigirse y profundizarse principalmente sobre Costanzo y Navone, y sobre el IPP (Instituto Privado de Pediatría). Yo no tengo absolutamente nada que ver, ojalá se llegue a buen término y ojalá se sepa qué es lo que sucedió con los mellizos de la señora Raquel Negro».
Fariña se sumó a otro imputado, Pascual Oscar Guerrieri, en el planteo que hizo días pasados de que Costanzo y Navone tenían una relación personal, pretendiendo involucrar a ambos con el caso investigado.
Por otra parte, intentó desvincularse con los hechos argumentando que en febrero y marzo de 1978 estaba de vacaciones con su familia en Mar del Plata o dedicado exclusivamente al Mundial 78, lo mismo que dijo Guerrieri para defenderse.
El imputado Fariña pidió declarar antes de Costanzo, por cuyo testimonio había una gran expectativa. De hecho las salas en las que se puede seguir el juicio estuvieron abarrotadas, a la espera de la declaración del testigo.
En la causa Hospital Militar, que juzga a los represores Juan Amelong, Walter Pagano, Marino González, Jorge Fariña, Pascual Guerrieri y Juan Antonio Zaccaría, el Tribuna Oral Federal investiga la sustracción y sustitución de identidad de los hijos de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, quien dió a luz a mellizos en el nosocomio castrense en 1978.
Uno de sus hijos, Sabrina Gullino, recuperó su identidad en 2008, gracias, entre otros datos, al relato del propio Costanzo, quien dijo de qué modo se realizó el operativo de traslado de Negro y el destino de su hija recién nacida, quien fue abandonada en un convento de Rosario. El hermano mellizo de Sabrina continúa siendo buscado.
21 Sep
«La hipótesis de que el varoncito nació muerto, está comprobado que no fue así»
Tras la culminación de la audiencia del día 13 del juicio por la Causa Hospital Militar, LT14 dialogó con Julián Froidevaux, integrante de la Agrupación Hijos de Paraná quien consideró que Eduardo Tucu Costanzo agregó elementos importantes a la causa. También afirmó que dejó en claro que la hipótesis de que «el varoncito (hijo de Raquel Negro) nació muerto, está comprobado de que no fue así».
Se desarrolló este miércoles en el Juzgado Federal de Paraná la audiencia número 13 del juicio oral y público por la causa Hospital Militar en la que se investiga el robo y sustitución de identidad de bebés en Paraná durante la última dictadura cívico militar. En declaraciones al móvil de LT14, Froidevaux dijo que las declaraciones de Costanzo tienen «distintos niveles de importancia», por un lado «en términos jurídicos y por otro lado, en términos sociales, políticos e históricos».
Consideró que el represor señaló «elementos que hacen a la búsqueda de establecer como fue el mecanismo preciso del robo de los hijos de Raquel Negro. Hay muchos elementos que él señaló, y responsabilidades».
Por otra parte, respecto del hijo varón de Raquel Negro, indicó que hay una causa abierta que está en la etapa de Instrucción y agregó que sobre la «hipótesis de que el varoncito había nacido muerto, queda claro que él (Costanzo) lo dijo porque se lo dijeron, pero está comprobado de que no fue así», remarcó.
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21 Sep
«El testimonio de Costanzo fue muy esclarecedor»
Así lo dijo Florencia Amore, abogada querellante en representación de Hijos, Sabrina Gullino y Sebastián Álvarez, luego de la declaración de Eduardo Costanzo, ex personal civil de Inteligencia del Ejército quien señaló a los cinco militares imputados en la causa como los responsables del traslado de Raquel Negro a Paraná para dar a luz y la posterior sustracción de sus mellizos.
En comunicación con el móvil de la emisora, Amore remarcó que en el testimonio de Constanzo «quedó bien en claro que grado de participación tuvo cada uno de los imputados».
[audio:http://mesajuicioycastigo.com.ar/causahospitalmilitar/files/2011/09/el-testimonio-de-costanzo-fue-muy-esclarecedor.mp3|titles=el-testimonio-de-costanzo-fue-muy-esclarecedor]http://www.lt14.com.ar/noticias/23788-el-testimonio-de-costanzo-fue-muy-esclarecedor.html
21 Sep
Fariña amplió su declaración y buscó desacreditar a Costanzo
Fariña solicitó ampliar su declaración indagatoria y comenzó a hacerlo a las 10.35. Informó al inicio de su alocución que permitiría preguntas del Tribunal y de los abogados defensores. «Ratifico todo lo declarado en la Instrucción. Soy inocente de todo lo que se me imputa y quisiera saber qué ha pasado con los mellizos de la señora Raquel Negro. Al señor (Jaime) Dri le quisiera decir que no hecho ningún pacto de silencio. No puedo hacer un pacto sobre algo que desconozco absolutamente», comenzó.
21 Sep
Historias del más acá: De tinieblas que se disipan
De tinieblas que se disipan, anuncia Hernán López Echagüe. Y continúa:
“Los militares latinoamericanos le brindaron a la palabra desaparición una magnitud desmesurada en nuestro vocabulario. Acaso ignoraban que, por sencilla derivación o consecuencia semántica, le estaban otorgando idéntico poder y tamaño a la palabra búsqueda. Desaparición remite a sombras, encierro y quietud; búsqueda, en cambio, a movimiento, intemperie, acción, y, como factible y lógica culminación, hallazgo”
* Fragmentos de “Palabras profanas”, por Hernán López Echagüe.
De senderos que se abren, arrojando algo de luz al fin. Algo. Entonces aparece. Aparecen. Como asomándose, en ese movimiento incesante así inevitable, reminiscencias que apenas uno puede percibir, se hacen carne. En movimiento. Y entonces una energía recorre el cuerpo, alguna sensación conocida, otra vez, permanece y escapa al mismo tiempo de cada recoveco. Y ahí el encuentro.
“La búsqueda y la evocación no tienen fecha de caducidad. El hallazgo tampoco”, otra vez resuena López Echagüe. Y así Sabrina, puede evocar en cada palabra, en cada pensamiento, en cada sensación, algo de ese movimiento, de esa energía que la hizo emerger. Que la hace emerger. Infinita. Hoy en Historias del más acá, la escuchamos.
[audio:http://mesajuicioycastigo.com.ar/audio/historias-del-mas-aca.mp3|titles=Historias del más acá]
Micro emitido (17/04/2011) en Bárbaros 2011 por Radio Universidad Rosario, 103.3 mhz.
Sabrina me apareció, sí. Como de repente, asomando, en uno de esos momentos que uno casi nunca imagina, ni espera. Una sensación conocida, otra vez, recorriendo mis entrañas y el recuerdo de eso que dicen “al azar de los encuentros”. Y de los cuerpos. De la sincronicidades y de las intensidades que uno deja pasar sólo en ese preciso instante, justo, nada más ni nada menos, así tan breve, y al fin conecta. Con algo. Haciéndose carne.
Podría decir, que algo parecido resultó mi encuentro con Sabrina. Aunque debo admitir que a esa altura ya no se trataba de una simple aparición, no lo creo. A esa altura, ya había más cosas en juego, intentando hallarnos. Eso. Entonces nos hallamos. Las sincronicidades, otra vez.
Lejana su voz por teléfono, esta vez sabía que sería distinta. Cómo imaginar sus gestos, sus movimientos, las expresiones que irían mutando su rostro deviniendo en una emoción nueva a cada momento. Con cada palabra. Con cada fragmento relatado. Cómo. Pero uno nunca sabe.
Lentamente, decidí acomodarme en la silla del escritorio, cerré las puertas para que nadie se entrometiera en la ocasión y la llamé. Así nomás.
Sabrina parecería sonreír todo el tiempo, o al menos es lo que voy percibiendo lentamente, después de cada oración, de cada susurro intentando esquivar la distancia a través del tubo del teléfono. Su tono suave, de a poco se anima a ir soltando las primeras palabras, aunque aún se la presiente movediza, como de no saber qué es lo que va a suceder: “¿Las preguntas van a salir grabadas?”, me pregunta ansiosa y con algo de incertidumbre. Es que yo tampoco sé muy bien que va a ocurrir. “No, no” le respondo, apaciguándola, así ella “Entonces me presento”, firme y segura y se anuncia al fin.
“Mi nombre es Sabrina Gullino Valenzuela Negro, yo recuperé mi identidad en diciembre del 2008, vivo en Rosario, soy hija de Tulio Valenzuela y Raquel Negro”, esas son sus palabras exactas, claras, las que bastan para dar cuenta de ese pequeño e inmenso al mismo tiempo, fragmento de historia que le ha sido arrebatado alguna vez. Fresca se la escucha, mientras comienza a contarme un poco más acerca de todo ese descubrimiento que no hacía mucho había comenzado: “A mí me adoptaron mis papas Gullino, me crié en Villa Ramallo, y siempre supe que era adoptada. Era una familia muy sencilla, por ahí cuando tenía dudas sobre de dónde venía, pensaba en toda las historia de los nietos restituidos y no daba el perfil de mis viejos como apropiadores, entonces fui como pateando siempre para delante esa duda hasta que a fines del 2008 decido llamar a Abuelas, me comunico con Iván Fina para que me de la entrevista para hacerme un ADN. Resulta que paralelo a eso, hacía cinco años, en la provincia de Entre Ríos, en Paraná, se estaba llevando a cabo una investigación, la causa Hospital Militar de Paraná, que es una causa que se eleva a juicio oral y público este año. Y en ese cruce de casualidades y causalidades, justo la misma semana que yo había llamado a Iván para hacerme el ADN, es que me llega una citación y bueno, viajo a Paraná para hacerme el ADN y resulta que sí, después de esperar 20 días los resultados, era hija biológica de Tulio Valenzuela y Raquel Negro, dos militantes montoneros que fueron secuestrados el 2 de enero de 1978, en Mar del Plata, cuando mi mamá estaba embarazada de mellizos, o sea estaba yo en la panza y un hermano varón que ahora nosotros estamos buscando. Y en ese lugar en Mar del Plata también estaba mi hermano Sebastián.”
donde está el sol,
luz vertical,
arde la tierra
preñada de sal
La historia que me cuenta Sabrina me resulta increíble, en cada partecita. Mientras avanza, con esa magia, como cautiva sólo puedo permanecer con el teléfono en la mano, asombrada, quieta y sin palabras. Mil pensamientos al mismo tiempo y emociones que no sé muy bien por dónde hacer escapar. Cómo, otra vez me pregunto por dentro, insistente vuelvo; cómo poder imaginarme, apenas algún gesto, su sonrisa, su serenidad con la que me relata de a poco esa importante parte de su vida.
Entonces retorno a su infancia y con ello, a los comienzos de la búsqueda. Es que quiero saber algo más acerca de cómo había sido ese proceso, esas primeras dudas que la habían arrojado a tomar la decisión. Ese tramo del camino que la fue arrimando hacia su historia, su identidad, sus raíces. “Yo crezco en Villa Ramallo, y tengo una vida en un pueblo, así con muchos amigos… cuando paso la secundaria, bueno, uno va teniendo así como más idea sobre el terrorismo de estado, sobre todo en la universidad. Estudié Comunicación Social en Rosario y estaban los chicos de H.I.J.O.S, el tema de la dictadura se hace más conocido cuando estudias y yo ahí me empiezo a preguntar si seré hija de desaparecidos…”
Naturalmente Sabrina me cuenta que así como cualquier niño pregunta a su madre sobre el momento del parto, ella preguntaba, casi inocentemente a sus padres adoptivos, cómo había sido el proceso de su adopción y cómo la había ido a buscar en ese entonces. Sus palabras me resuenan, intensas, otra vez. Esa fortaleza y esa convicción que respalda y acompaña cada evocación, a sus padres, a su infancia, a sus momentos de incertidumbre.
“Las dudas siempre están, pero por ahí, estar en una familia que te dio todo, que te trató con la verdad… También es como que todo se fue basando sobre la verdad, no hubo una cosa oscura con la adopción, con nuestra adopción y la de mi hermana. Siempre fue una familia unida y eso fue un tema charlado sobre la mesa, con chistes… Entonces cuando yo dije, esto es algo pendiente, lo voy a hacer porque no puede ser que no lo haga, ahí se cruzó la información, se cruzó mi deseo de hacerlo y una fuerza de todo un movimiento y una búsqueda que había empezado mi hermano en el 2005 en el registro único de la Verdad, ahí en Paraná”.
con su color,
de eternidad,
tejen la vida
y un viejo telar
Luego de idas y vueltas, reminiscencias que van brotando de a poco, Sabrina me comienza a narrar el encuentro con su hermano mayor, Sebastián. Evidentemente las acciones fueron perfectas, por cierto, cada vestigio fue encajando, fue componiéndose como piezas de rompecabezas y así uno piensa entonces que no le caben a la palabra hallazgo, a la palabra encuentro, todas estas cosas. Estos afectos. Uno nunca sabe.
“Qué haces negrita” ese fue el saludo de su hermano Sebastián, primer acercamiento, luego de tanta ida y vuelta. De tanta espera. Y entonces con gracia y esa sonrisa que parece entreverarse con su voz, Sabrina eternamente retorna a cada momento de aquél instante:
“Queres que nos conozcamos… venite a mi casa, pero vení vos solo, porque me imaginé que iba a venir con un montón de personas, imaginate…” me dice alborotada y sigue: “Cuando iba caminando por el pasillo, pensaba, es la primera vez que voy a ver a alguien de mi sangre, alguien que puede ser parecido a mí, eso no me lo voy a olvidar nunca, era la primera vez que lo veía… me trajo un montón de fotos y hablaba rápido, rápido y yo lo miraba porque no escuchaba lo que me decía…” otras vez su risa, que puedo notar en la distancia, me contagia aquella energía que anda el cuerpo cada vez que nombra a su querido hermano.
Encontrarse con esa historia, con sus orígenes, con su pasado significaba también encontrarse, hallarse con nuevas emociones, con su misma sangre, con otros apellidos, con otros nombres, otras palabras, por cierto, con otros recuerdos, mil anécdotas, mil sensaciones. Y así me relata cómo fue conectando con toda esa parte de la familia, que nunca había conocido. Que estaba, seguro, en alguna parte de la tierra, pero que recién ahora ella es consciente de que todo aquello existe. En San Juan, en Santo Tome, los hermanos de sus viejos, los tíos, primos.
pueblo cantor,
donde el dolor,
del la vidala
desangra su voz
De la esperanza, de la convicción, de la fortaleza, de la ilusión inconmensurable que la acompaña día a día a Sabrina, en la búsqueda de su hermano mellizo. Y me cuenta de ese modo, el juicio oral que comienza este año en la causa del Hospital Militar de Paraná, y toda la investigación que comenzará sobre lo que respecta a maternidad clandestina. “Decir que lo estamos buscando y poder saber algo sobre el paradero del melli”, es lo único y principal que continua destacando Sabrina en el relato.
Me animo a preguntarle entonces que piensa sobre la palabra hallazgo, que significado contiene para ella, o qué cosas intervienen en semejante expresión. Ella no para de iluminarse, es que en verdad casi todas las personas hablan siempre de su “aparición” así, de repente.
“Esta buena esa palabra”, me dice sobre el hallazgo, como confortándose, confortándome. “Siempre dicen en realidad que yo les aparezco a los otros, y yo a veces siento que para mí es al revés, por todo lo que encontré. Es una energía, una vorágine de información, no es un proceso fácil… espero estar a la altura de todas las circunstancias que tienen que ver con reivindicar la lucha de mis viejos, de acompañar a mis hermanos en la búsqueda del otro melli. Estar a la altura de todos los otros compañeros que fui encontrando y que fui conociendo, que fui compartiendo este momento de mi vida, con los chicos de H.I.J.O.S, las personas del espacio de Juicio y Castigo, de APDH, de familiares… Para mí el hallazgo también es eso, todo lo que se me suma y también es el peso o las responsabilidades de acompañar… Yo pude participar de esa instancia de justicia porque durante 34 años hubo un montón de personas, las abuelas, las madres, que se pusieron esto al hombro y con un montón de fuerza y de valor y no en un momento propicio como el que estamos viviendo ahora nosotros, como es el tema de los derechos humanos; y ellos empezaron a luchar por saber donde estaban sus hijos”.
Creo que sus palabras son más que suficientes, claras, transparentes. Sabrina habla de un alivio, de la tranquilidad que hoy siente aunque aún le resulta difícil poder dar cuenta y visualizar todo esto que le sucedió, que le sucede: “Es como que te centra en el mundo tener toda la información, saber de dónde venis, porque te gustan tales cosas, o no te gustan tales otras… es completar un capítulo fundante que me faltaba, ahora lo tengo y eso modifica todo el devenir de mi historia personal”.
“Alivio” otra vez, desacoplan sus labios. Y continúan diciendo que no importa si son pequeñas o grandes las dudas que pueda tener uno, sino que hay que jugarse, animarse y tomar la decisión para alcanzar la verdad. La verdad. Como lo hizo ella: “A veces resulta un camino doloroso, pero a la larga siempre hace bien…”.
Nuestra conversación va terminando, creo que está todo dicho. Cómo imaginar sus gestos, sus movimientos, sus emociones. Otra vez. Cómo poder transmitir apenas algo, de lo que siente, de lo que voy sintiendo yo al mismo tiempo. La palabra hallazgo, definitivamente no le cabe. Imposible abrazar todos los encuentros, los recuerdos, las emociones, los afectos, las pequeñas historias con las que fue conectando Sabrina. Sólo espero, puedan percibir apenas un atisbo, algo, de lo que siente, de lo que voy sintiendo.
20 Sep
Sabrina Gullino. Entrevista en Radio Universidad Rosario 103.3
20 Sep
«Hay que seguir buscando al hermano de Sabrina Gullino hasta que aparezca»
Florencia Amore, abogada querellante en representación de HIJOS en la causa Hospital Militar, habló con LT14 sobre el desarrollo del juicio oral y público, en la que se investiga el robo y sustitución de identidad de bebés en Paraná durante la última dictadura cívico militar. «Es un muy buen juicio que ha superado nuestras expectativas», expresó.
En diálogo con el programa Sexto sentido, Amore dijo que la instancia del juicio oral y público «develó muchas cosas» y se continúa evaluando «todo lo que sea pertinente y pueda aportar a la causa» para dar con el paradero del hermano mellizo de Sabrina Gullino. Luego, habló sobre el proceso judicial, las declaraciones de los imputados y su «pacto de silencio». La abogada además destacó la celeridad y el correcto desempeño del Tribunal, el trabajo de la Fiscalía y el aporte de los testigos en sus testimoniales, especialmente de las enfermeras del hospital castrense y el IPP. También se refirió a la repercusión del tema en la sociedad, el rol de los medios y los organismos de Derechos Humanos.
[audio:http://mesajuicioycastigo.com.ar/audio/florencia-amore.mp3|titles=Hay que seguir buscando al hermano de Sabrina Gullino hasta que aparezca]
20 Sep