Rozando el absurdo, el acusado se basó en sus dotes de mecánico y restaurador de autos para fundamentar su pretendida inocencia en el robo de los hijos de Raquel Negro. Volvió a cuestionar a Costanzo y dijo que cuando ocurrieron los hechos estaba de licencia. El hijo de Navone no prestará declaración testimonial porque está en España. Este miércoles se inician los alegatos.

por Alfredo Hoffman (especial para Mesa Juicio y Castigo)

 

El ex militar de Inteligencia Juan Daniel Amelong, uno de los acusados por el robo de los hijos de Raquel Negro, amplió este martes su declaración indagatoria. Lo hizo para ratificar su alegada inocencia e intentar desacreditar los dichos del testigo Eduardo Costanzo, quien lo vinculó al señalarlo como uno de los que dejó a Sabrina Gullino en la puerta de un orfanato de Rosario.

Además de buscar desligarse, procuró involucrar a los socios del Instituto Privado de Pediatría de Paraná. “Si hay alguien que sabe qué paso con el bebé varón son los médicos del Instituto Privado de Pediatría. Los tres que declararon acá fueron objeto de severas advertencias por su reticencia. No vi que se les haya formado una causa por falso testimonio”, sostuvo el militar.

“Quienes saben a quién les entregaron las criaturas, no cabe ninguna duda que son los tres doctores que declararon acá. Especialmente el doctor (Miguel) Torrealday”, afirmó el acusado. Además agregó: “Pudimos ver en el IPP que en un espacio del 50% de esta sala no vieron los bebes, no vieron los carteles, no saben quién los retiró. ¿Vio las cunas, vio las incubadoras y no vio lo que había adentro? ¡Por favor!”.

Amelong basó su estrategia defensiva en presentarse como un mero encargado de cuestiones logísticas del Ejército; afirmó que recién en 1980 comenzó a especializarse en tareas de inteligencia. Además dijo que entre el 15 de febrero y el 15 de marzo de 1978, cuando se produjeron los hechos investigados, se encontraba de licencia.

“Ya desde el Colegio Militar, siendo cadete de cuarto año, antes de egresar como subteniente, era encargado del parque automotor de la Compañía de Ingenieros en El Palomar. Siempre he estado destinado en el área de logística”, dijo el acusado.

Según dijo, casualmente, su primer destino fue Entre Ríos. En 1973 y 1974 estuvo en General Galarza, donde trabajó “primero en la parte de movimiento de suelos y alambrados en la ruta que va desde proximidades de Rosario del Tala a Gualeguay y luego exclusivamente en la parte de mantenimiento; actividades relacionadas en lo que comúnmente se llama los fierros”. Como dato ilustrativo, señaló que en 1974 diseñó y construyó un circuito de carreras de autos en Galarza, que fue inaugurado con la actuación del piloto Alberto Scarazzini. “Estuvimos juntos en la inauguración del circuito”, recordó.

Durante su intervención se fue en detalles relacionados con su fanatismo por los “fierros”, como él mencionó. Esto le valió una advertencia del presidente del tribunal, Roberto López Arango: “Está abundando en detalles sobre sus actividades como hobbies, que no hacen a su derecho de defensa. Hay cierto divague en su relato defensivo. La presidencia le pide que acote”.

Esos divagues rozaron el absurdo y llegaron a tal extremo que aportó como supuesta “prueba” de su supuesta inocencia en la causa la foto de un Torino que él mismo habría restaurado.

Además contó cómo fue que quedó detenido en 2004, por orden de la Justicia federal de Rosario. Relató que se enteró por radio cuando retiraba a su hijo al jardín de infantes, pretendiendo dar una imagen familiar para contraponerla a las graves acusaciones que pesan en su contra. Dijo que se presentó espontáneamente, inclusive antes de que llegara la orden de detención y que no intentó fugarse. “En cuantito supe que se me requería por la justicia, me presenté”, afirmó.

Cuando se refirió específicamente a la causa buscó desacreditar los dichos de Costanzo: “He visto que en la instrucción de esta causa se han dividido los hechos en tres momentos fácticos, uno relacionado con la detención y la muerte de Raquel Negro, según ahí se consigna, eso ya fue juzgado en la causa de Rosario. Un segundo momento fáctico que es el traslado, la custodia y el alumbramiento de los alegados mellizos. Esto sí hace al objeto procesal de esta causa. Si las fechas que se han consignado en la causa son ciertas, yo estaba de licencia, y además el destacamento no tenía ninguna jurisdicción sobre Paraná. Del tercer momento fáctico (la sustracción de los bebés), él único testigo hasta ahora es el señor Costanzo. Cuando le preguntaron (a Costanzo) sobre las circunstancias en que (Walter) Pagano le habría dicho que él y yo llevamos la criatura a un convento, dijo que si le preguntaran a otros de los integrantes que estaban en la Quinta de Funes dirían que no es cierto. El mismo testigo está diciendo que no tiene cómo probar sus dichos, que son de un tercero que lo niega”.

Luego agregó: “También Costanzo tiene distintas manifestaciones que no puedo dejar de lado. El periodista (Carlos) Del Frade dijo que cuando habló con él no hizo ninguna mención a los mellizos. Luego dijo que a la nena se la llevó Fariña. Ahora afirma que la llevamos Pagano y yo a un convento. El señor Raúl Gullino cuando se le preguntó sobre el detalle del momento en que habría estado reunido con la madre superiora (en el Hogar del Huérfano de Rosario), dijo que él quiso ahondar sobre el momento en que esa niña habría sido dejada ahí, y la superiora manifestó que no sabía si la había encontrado una persona que entraba o salía y no vieron ni escucharon nada. ¿A quién le tengo que creer si se trabó el timbre con un palillo, si no escucharon nada: a Gullino o a Costanzo?”.

Sobre el mellizo varón, Amelong recordó que Costanzo “primero dijo que nació muerto, que se estranguló con el cordón umbilical en el momento de nacer. En esta sala dijo que murió por la ingestión de los excrementos de la hermana en el seno materno. Cuál de ellas (por las versiones) es cierta, no sé, pero eso es lo que dice Costanzo contradiciéndose. Pero también en esta sala dijo que a esa criatura la tiene, según los comentarios de un tercero, o Navone o el hermano de Navone en Casilda”.

Luego insistió en que Costanzo “tiene una gran animosidad” contra él desde septiembre de 2005 cuando lo “quiso extorsionar con el tema del dinero” y aseguró que “ninguna de las denuncias” que hizo contra él o contra otros “merecieron ser tramitadas en la Justicia de Rosario”.

Además ensayó una argumentación que pretendió ser científica de que Costanzo mintió cuando denunció los vuelos de la muerte y cuando dijo que, según le contaron, desde 3.000 metros de altura se veía la sangre de los cuerpos al caer. “Se me ocurrió averiguar a qué velocidad mínima debían volar los aviones de transporte del Ejercito, me dijeron que no puede hacerlo a menos de 300 kilómetros por hora. Desde 3.000 metros tenemos 24 segundos de caída. En ese mismo tiempo el avión hace 2.000 metros. No hace falta más que calcular la hipotenusa de ese triángulo, el que vio eso (la sangre al caer los cuerpos) tiene que haber visto ese detalle a 3.500 metros de distancia. Yo creo que es imposible”.

 

El hijo de Navone, por ahora, no declara

El Tribunal Oral Federal, a pedido de la querella, llamó a declarar a Pablo Martín Navone, hijo del militar Paul Navone, ya que en recientes manifestaciones periodísticas dijo que su padre, antes de suicidarse en febrero de 2008, le contó que Amelong y Walter Pagano -otro de los imputados- se llevaron a la nena y la dejaron en la puerta de un orfanato. En esa entrevista, realizada en la provincia de Córdoba, dijo también que no tiene problemas en someterse a un estudio de ADN para que se compruebe o se rechace la versión de que sería hijo de Raquel Negro y Tulio Valenzuela o bien de otros desaparecidos. El hombre debía declarar el jueves en la instrucción de la causa por el destino del mellizo varón en el Juzgado Federal y el Tribunal había decidido que ese mismo día compareciera en el juicio; sin embargo no va a declarar en ninguno de los dos ámbitos, porque se constató que viajó ayer a España y regresa recién el 28 de octubre.

Este martes, en tanto, declaró uno de los periodistas que hicieron la nota publicada el lunes en El Diario, Juan Cruz Varela (el otro fue Jorge Riani). Varela ratificó lo publicado, en el sentido de que el hijo de Navone dijo que su padre le contó que el hijo varón de Raquel Negro falleció en el parto y que a la niña se la llevaron los acusados. Además indicó que su padre se desempeñaba en Paraná como integrante del Destacamento de Inteligencia 122 de Santa Fe y una de sus funciones fue recibir a Negro y coordinar su estadía en el Hospital Militar de Paraná.

«Me pareció que Pablo Navone tenía la necesidad de decir algunas cosas, de limpiar el nombre de su padre, por eso él refiere que no tenía ningún tipo de responsabilidad más que lo que le ordenaban, porque en ese momento tenía 27 años y no decidía cosas sino que cumplía órdenes. En ese marco me resultaba creíble lo que decía, pero no puedo valorar si lo que le dijo su padre es verdadero o no», dijo Varela.

“Él estaba seguro de que su padre había tomado la decisión de quitarse la vida. Desde noviembre de 2007 su padre estaba alterado o nervioso porque su nombre había comenzado a circular en virtud de lo que venía declarando Costanzo. Estaba seguro de que cuando lo llamaran a declarar iba a quedar detenido. Le decía que no quería que la familia pasara por todo un proceso judicial estando lejos, porque pensaba que iba a quedar preso en Paraná”, amplió.

La audiencia finalizó con la cuarta declaración del imputado Pascual Guerrieri, quien insistió con su teoría de que las Fuerzas Armadas actuaron en el marco de una guerra y pretendió desacreditar algunos testigos propuestos por la querella. Los alegatos de las querellas y los fiscales fueron pospuestos hasta este miércoles a partir de las 9.