El ex agente de Inteligencia ratificó que Raquel Negro fue trasladada al Hospital Militar de Paraná para dar a luz e involucró a cinco de los seis imputados con la sustracción de sus hijos mellizos. Pidió al Tribunal que investigue si Paul Navone, el militar que se suicidó en 2008, se quedó con el bebé varón. Fariña intentó desacreditar su testimonio.

por Alfredo Hoffman (especial para Mesa Juicio y Castigo)

 

El 13º día del juicio oral y público por delitos de lesa humanidad que se desarrolla en Paraná tuvo como principal protagonista a Eduardo Rodolfo Costanzo, ex personal civil de Inteligencia del Segundo Cuerpo del Ejército, quien dio detalles del plan para el robo de los hijos mellizos de Raquel Negro, nacidos en el Hospital Militar de Paraná entre febrero y marzo de 1978, y del accionar cotidiano de los represores involucrados en la causa. Además el imputado Jorge Alberto Fariña pidió prestar declaración indagatoria, para defenderse de las acusaciones que preveía que haría el testigo.

En su testimonio, Costanzo ratificó sus anteriores declaraciones acerca de que la detenida-desaparecida Raquel Negro fue trasladada embarazada al Hospital Militar de la capital entrerriana e involucró a cinco de los seis imputados con la sustracción de los hijos mellizos que nacieron en aquella oportunidad. Además pidió al Tribunal que investigue si Paul Navone, el militar que se suicidó en Ascochinga (Córdoba) en 2008, se quedó con el bebé varón.

El represor llegó sobre la hora de inicio de la audiencia desde Rosario, donde cumple condena de prisión perpetua en forma domiciliaria. Se hizo presente en la sala vistiendo una corbata estampada con personajes de Disney.

«Háganle un ADN al hijo de Navone, que el día que se mató lo mandaron a España, y al hijo del hermano de Navone, que vive en Casilda, porque siempre se comentaba que Navone tenía un hijo de desaparecidos, o él o el hermano», arremetió en un pasaje de su testimonio. Hasta ahora, Costanzo venía sosteniendo que el bebé varón había nacido muerto o había fallecido en el parto. Este miércoles dijo que ésa era una versión surgida de los comentarios de quienes estuvieron a cargo de la custodia de Raquel en el nosocomio de avenida Ejército, pero que ahora daba crédito a los comentarios que se escucharon en el juicio según los cuales no fue así, sino que los dos ingresaron al Instituto de Pediatría y de allí fueron dados de alta.

Además, recogió la versión que había lanzado el imputado Pascual Guerrieri al inicio del juicio, acerca de que Navone se habría quedado con la criatura. «Hace un año y medio que vengo luchando para que este atorrante del juez (federal de Rosario, Marcelo) Bailaque le tome declaración a Carlos Razetti, que tiene todo para decir de quiénes mataron a Raquel Negro y quién tiene el mellizo. Ahora el 1 de agosto presenté un pronto despacho», dijo el ex servicio de inteligencia. Razetti es hijo del dirigente justicialista asesinado por la Triple A en octubre de 1973, Constantino Razetti.

Además dijo que «hay un periodista que vive en Barcelona, Oscar Copaitich, que viene dando alaridos, diciendo quiénes mataron a Raquel Negro y quiénes tienen al hijo». Según indicó, este periodista «se crió con Navone en Casilda», donde «se comentaba que tenían un hijo de desparecidos, él o el hermano». Por eso pidió que le tomen declaración por videoconferencia a Copaitich y que se efectúen los análisis de ADN.

Por otra parte, ratificó lo que había expresado en otras oportunidades, acerca de que una noche, en el centro clandestino de detención La Intermedia, vio llegar a personas desconocidas en un Peugeot 504. Esos hombres se bajaron y abrieron el baúl y ahí pudo ver el cadáver de Raquel Negro, totalmente desnuda, atada y con una bolsa en la cabeza. «La sacaron y la llevaron con los otros muertos al camión, para llevarlos al aeropuerto y tirarlos al mar».

En un momento de la declaración, Costanzo se dirigió a los hijos de Raquel Negro: «Les digo a Sabrina y a Sebastián: mírenle bien el rostro a Marino González (uno de los imputados), porque él es el último que tocó a su madre, porque era él quien tiraba la gente de los aviones».

Sobre el operativo de traslado de Raquel Negro a Paraná, ratificó lo que ya declaró en sede instructoria: “Quién se encargó de todos los trámites fue Marino González, él organizaba las guardias, quién tenía que venir a cuidarla; me imagino que en comunicación con gente del hospital”, dijo. Específicamente mencionó que González debe haber tenido contacto con Navone en el nosocomio.

Aseguró también que la internaron “como la sobrina de Galtieri” y sus compañeros del Destacamento de Inteligencia 121 se turnaban para custodiarla en guardias de 24 horas, en una habitación con dos camas. Para eso venían desde Rosario en autos robados.

Sus pares del Destacamento le comentaron que nacieron un varón y una mujer y luego el imputado Walter Pagano le contó cómo dejaron Sabrina Gullino en el Hogar del Huérfano de Rosario. “Él y Amelong la tiraron a la nena en la puerta de un convento. Orgulloso estoy de que hoy Sabrina tenga su identidad gracias a mí. Lo que sé es que Amelong se quedó en el auto y Pagano la dejó en el hall. Contó que dejó un escarbadientes para que el timbre siguiera sonando y la monja de arriba preguntó ‘¿qué busca?’ y salió corriendo (…) Nos cagamos de risa (…) No sé quién la trajo a la bebé ni cuándo ni cómo llega a manos de ellos”.

A Raquel Negro la vio por últma vez ya sin vida, “la noche que mataron a los 16 detenidos en la quinta de Amelong”, en referencia a La Intermedia. “Después que los cargan a todos en un camión, un Merceditos Benz, para llevarlos al aeropuerto para tirarlos al mar, para un auto al lado mío, se bajan tres o cuatro tipos, abren el baúl, miro así y la veo totalmente desnuda, con una bolsa de plástico acá (en la cabeza) y atadas las manos. La sacaron y la cargaron junto con los otros muertos”.

Constanzo dijo suponer que la orden para trasladar a Raquel Negro embarazada al Hospital Militar de Paraná, desde su lugar de cautiverio en la zona de Rosario, la dio “la cúpula de arriba”, es decir el comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, Leopoldo Fortunato Guerrieri, o su lugarteniente, Luciano Adolfo Jáuregui, o el mismo Guerrieri, segundo jefe del Destacamento de Inteligencia 121.

Además de ellos responsabilizó a los demás cabecillas de la patota: “Fariña como jefe de la sección Operaciones Especiales”, Amelong como segundo jefe de esa sección y González “en la sección calle”. Los cuatro “sabían vida y milagro” de todo lo que ocurría. La “patota” era la que “operaba, detenía, hacía los vuelos de la muerte”. Alcides Juvenal Pozzi, el jefe del Destacamento “no daba señales de vida”.

Guerrieri era quien estaba al mando de la Quinta de Funes. En ese sentido, el testigo recordó cuando estando él en ese centro clandestino de detención, atendió el llamado de un periodista mexicano que había participado de la conferencia de prensa que Tulio Valenzuela había dado para desbaratar la Operación México, lo que motivó que se levantara ese centro clandestino de detención. “Una mañana suena el teléfono y atiendo yo y dicen: ‘habla el periodista del diario Uno más uno de México’. Yo entendí que era joda y le digo: ‘Uno más uno es igual a dos’. ‘No, es en serio’. Entonces le paso a Guerrieri, que atiende y dice ‘no, esta es una casa de familia’, y le cortó. Entonces se levanta todo de la Quinta de Funes y se va a la escuela Magnasco y de ahí a la finca de Amelong, a La Intermedia”.

En otros pasajes recordó cuando Amelong y Guerrieri lo amenazaron de muerte mientras compartían detención, antes de que a Costanzo se le otorgara prisión domiciliaria. A Guerrieri también acusó de haber “robado plata” de su familia, cuando estuvo preso en Tucumán por haber matado a una persona en una riña.

Sobre Fariña dijo: “Uno hasta se ha prestado para hacer de ladrón para él. Cuando él se va de jefe a Posadas, nos encarga robar una lancha para que lleve, una cupé Taunus que sea negra y un 504, que se llevó robados desde Rosario. Me acuerdo toda la forma en que choreaba, en que delinquía. En una oportunidad allanaron dos armerías grandes de Rosario, aduciendo que le vendían armas a los montoneros. Las desvalijaron a las dos y a uno de los dueños lo mataron. En la casa deben tener todavía esos adornos de ciervos que tenían en las armerías”.

“A mí nadie me va a hacer callar, nadie ni nada. Si me cortan la lengua para que no hable voy a escribir con la mano y si me cortan la mano voy a escribir con los pies y si me cortan los pies voy a hacer señas como Bernardo el mudo de la película El Zorro”, aseguró.

 

Fariña amplió su indagatoria

El imputado por el robo de bebés durante la última dictadura cívico militar Jorge Fariña amplió su indagatoria ante el Tribunal Oral Federal este miércoles, previo al testimonio de Eduardo Costanzo.

Fariña dijo que Costanzo tiene «animosidad» contra él, que es un «fabulador, mentiroso, mitómano, estafador, un personaje perverso» y agregó: «A él (por Costanzo) se le cree todo y a mí no se me cree nada, que soy todo lo contrario y reconocido en todas las ciudades donde estuve. Soy una persona de bien».

Luego añadió: «Creo que la investigación debe dirigirse y profundizarse principalmente sobre Costanzo y Navone, y sobre el IPP (Instituto Privado de Pediatría). Yo no tengo absolutamente nada que ver, ojalá se llegue a buen término y ojalá se sepa qué es lo que sucedió con los mellizos de la señora Raquel Negro».

Fariña se sumó a otro imputado, Pascual Oscar Guerrieri, en el planteo que hizo días pasados de que Costanzo y Navone tenían una relación personal, pretendiendo involucrar a ambos con el caso investigado.

Por otra parte, intentó desvincularse con los hechos argumentando que en febrero y marzo de 1978 estaba de vacaciones con su familia en Mar del Plata o dedicado exclusivamente al Mundial 78, lo mismo que dijo Guerrieri para defenderse.

El imputado Fariña pidió declarar antes de Costanzo, por cuyo testimonio había una gran expectativa. De hecho las salas en las que se puede seguir el juicio estuvieron abarrotadas, a la espera de la declaración del testigo.

En la causa Hospital Militar, que juzga a los represores Juan Amelong, Walter Pagano, Marino González, Jorge Fariña, Pascual Guerrieri y Juan Antonio Zaccaría, el Tribuna Oral Federal investiga la sustracción y sustitución de identidad de los hijos de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, quien dió a luz a mellizos en el nosocomio castrense en 1978.

Uno de sus hijos, Sabrina Gullino, recuperó su identidad en 2008, gracias, entre otros datos, al relato del propio Costanzo, quien dijo de qué modo se realizó el operativo de traslado de Negro y el destino de su hija recién nacida, quien fue abandonada en un convento de Rosario. El hermano mellizo de Sabrina continúa siendo buscado.