En la cuarta jornada del juicio a los represores por el robo de bebés en el Hospital Militar de Paraná durante la última dictadura se escucharon los conmovedores relatos de Sabrina Gullino y Sebastián Álvarez, hijos de la militante desaparecida Raquel Negro. Luego, el médico Ferraroti no aportó datos a la investigación y recibió una advertencia del Tribunal.

Fuente: Diario UNO Entre Ríos


En el inicio de la segunda semana del juicio a los represores por el robo de bebes en el Hospital Militar de Paraná durante la última dictadura militar declaró Sabrina Gullino, hija de la militante desaparecida Raquel Negro.

Gullino apuntó a la falta de memoria de los médicos del Instituto Privado de Pediatría que no recuerdan la situación irregular en la que se encontraban los bebés derivados desde el Hospital Militar. “Me llama la atención que no recuerden que ingresaron los bebés sin mamá ni papá, que nadie los iba a ver. Me resulta dudoso que no recuerden nada de lo que pasó con esos bebes”, afirmó.

En otra parte de su conmovedor relato la joven aludió a los represores:  “Los veo a los que están sentados ahí atrás –en referencia a Pascual Oscar Guerrieri, Juan Daniel Amelong, Walter Salvador Dionisio Pagano, Jorge Alberto Fariña, Marino Hector González y Juan Antonio Zaccaría– que son los responsables del secuestro de mi mamá y de papá, y del secuestro de mi hermano Sebastián, y que quisieron destruir a nuestra familia, y quiero decirles que quede claro que no pudieron”.

Luego, dirigiéndose a Amelog y a Pagano, manifestó: “Son los que me llevaron en el auto y me dejaron abandonada en un convento, quiero decirles que seguramente no deben estar arrepentidos de haber secuestrado a mis viejos, pero sí deben estar arrepentidos de no haberme tirado al río, porque miren todo lo que está pasando: 33 años después se constituyó este tribunal que los está juzgando”.

Finalmente pidió a la sociedad paranense que si tienen algún dato de su hermano mellizo para aportar, que lo hagan. “Este tiempo es muy intenso y creemos que el melli está vivo y que los vamos a encontrar”, concluyó y se retiró aplaudida  de la sala.

A su turno, Sebastián Álvarez apeló a la colaboración de los dueños del Instituto Privado de Pediatría (IPP) y a la gente que trabajaba en el Hospital Militar. «Que digan qué pasó, porque hay claras diferencias entre las enfermeras que todas recuerdan el caso y los doctores que no lo recuerdan. Con esto sacamos como conclusión que existió la complicidad civil de la dictadura, hay un silencio sobre lo que pasó con los chicos”.

“Hay esposas de médicos del IPP que iban a verlos, no sabemos si había un interés particular. Queremos que estos doctores que son tan conocidos en Paraná recuerden algo y puedan colaborar para que podamos encontrara a nuestro hermano”, apeló.

Tanto Sabrina como Sebastián recordaron especialmente al autor de la denuncia que dio origen a la investigación, el fallecido coordinador del Registro Único de la Verdad, Guillermo Germano.

 

Ferraroti dijo no recordar

En tercer turno declaró como testigo el médico Juan Ferratoti, quien se desempeñaba en Terapia Intensiva del Hospital Militar y, según relataron enfermeras, fue uno de los que intervino para trasladar a Sabrina y su hermano mellizo al IPP cuando los encontró en el servicio donde trabajaba, no acondicionado para recién nacidos. Este profesional dijo no recordar esos acontecimientos, aunque aclaró que los daba como ocurridos a partir de que se lo contó una de las enfermeras.

«No recuerdo específicamente la presencia de bebés en la sala de Terapia Intensiva. Cuando la doctora (Marina) Barbagelata (ex abogada querellante) me llamó, hablé con algunas enfermeras y me dijeron que una mañana que yo tomaba mi guardia, había dos bebes y pedí que los llevaran a otra clínica. Me dijo que a los chiquitos lo habían llevado a no sé dónde», sostuvo.

«¿El hecho lo da por ocurrido en base a lo que le refrescó la testigo?», le preguntó Roberto López Arango, presidente del Tribunal. «Imagino que sí, no recuerdo qué pasó pero la enferma con la que hablé me dijo que fue así y no tengo por qué dudar de que fue así», respondió.

Uno de los momentos de mayor tensión se podujo luego de que Ferraroti dijera que nunca había visto mayor movimiento de militares a lo habitual, en contradicción con lo afirmado por testigos respecto de los días en los cuales estuvo internada Raquel Negro. A partir de eso la jueza Lilia Carnero le preguntó si tenía «algún problema de vista», ya que le llamaba la atención esa contradicción, y le recordó que si omitía información podía incurrir en el delito de falso testimonio.

—No tengo ningún problema de vista –dijo el médico, y se defendió diciendo que había que ver cuándo y dónde se había notado esa cantidad inusual de militares.

—Se nota que las enfermeras tienen mejor memoria que los profesionales –acotó la magistrada.

—Puede ser –se limitó a contestar el testigo.

En tanto, Eduardo “Tucu” Costanzo, ex agente civil de Inteligencia, que debía declarar hoy no se presentó debido a problemas de salud que lo aquejan. Costanzo se encuentra cumpliendo condena con prisión domiciliaria en Rosario e iba a ser traído por la fuerza pública hasta la sede de la Cámara Federal de Apelaciones de calle 25 de Mayo, donde se constituye el Tribunal Oral desde el 24 de agosto. Ahora los jueces Roberto López Arango, Lilia Carnero y Juan Carlos Vallejo deberán reprogramar este testimonio para una nueva fecha.

El Tribunal Oral en lo Correccional Federal de Paraná juzga a Pascual Oscar Guerrieri, Juan Daniel Amelong, Walter Salvador Dionisio Pagano, Jorge Alberto Fariña, Marino Hector González y Juan Antonio Zaccaría.

Los cinco primeros integraban el Destacamento de Inteligencia 121, que organizó el operativo para el nacimiento y el robo de los bebés. Zaccaría era el jefe de Terapia Intensiva y se lo acusa de haber co-organizando el parto, conociendo la procedencia y la situación de Raquel Negro, y haber dispuesto medios materiales y humanos para garantizar el éxito del operativo.

 

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