Notas en medios

El juicio por robo de bebés ingresa en el tramo final

El viernes concluirá la etapa de testimoniales en el primer debate oral y público por crímenes de lesa humanidad cometidos en la provincia de Entre Ríos. Se espera la declaración de Eduardo Costanzo, el ex integrante de la patota que rompió el pacto de silencio militar y reveló datos clave para restituir la identidad a Sabrina Gullino


El juicio contra seis represores por el robo de bebés nacidos en el Hospital Militar de Paraná ingresa esta semana en las instancias decisivas, con la declaración de la última tanda de testigos. Diecisiete personas deben comparecer entre miércoles, jueves y viernes ante el Tribunal Oral de Paraná, aunque el número podría verse reducido.

En el banquillo de los acusados están los ex militares Pascual Oscar Guerrieri, Jorge Alberto Fariña, Juan Daniel Amelong, Walter Salvador Pagano y Marino Héctor González; y el médico anestesista Juan Antonio Zaccaría, quien se desempeñaba como jefe de terapia intensiva del Hospital Militar. Los seis represores están acusados por los delitos de sustracción de menores y sustitución de identidad en el caso de los mellizos que Raquel Negro dio a luz en marzo de 1978 en el Hospital Militar de Paraná.

En esta cuarta semana del juicio, que se inició el 24 de agosto pasado, concluirá el desfile de testigos. Para estos días se espera con expectativa la decisión del tribunal respecto de Eduardo Rodolfo Costanzo, el ex agente de inteligencia e integrante de la patota rosarina que rompió el pacto de silencio militar y dio los primeros datos que permitieron la restitución de identidad de Sabrina Gullino. En su caso debía declarar en el inicio del juicio pero no pudo hacerlo a raíz de una indisposición médica que le impidió viajar a Paraná, por lo que se debe fijar una nueva fecha.

También debió reprogramarse la declaración de Jorge Eduardo Rossi, el cuarto socio del Instituto Privado de Pediatría (IPP), al que fueron derivados los mellizos que dio a luz Raquel Negro en el Hospital Militar. Su testimonio y el del médico Lorenzo Torrealday podrían ser importantes luego de las declaraciones de sus socios Miguel Torrealday, David Vainstub y Luis Schroeder, que si bien dijeron desconocer el paso de los bebés por la sala de neonatología del centro asistencial incurrieron una serie de contrapuntos y olvidos claramente selectivos que podrían tener consecuencias penales.

Lo que viene. Casi con seguridad, Estela de Carlotto, que es querellante en la causa, no prestará declaración en este juicio, ya que se encuentra en Francia, donde hoy recibirá un premio de la Unesco por el fomento de la paz a través de la tarea que vienen desarrollando desde hace años las Abuelas de Plaza de Mayo

También es incierta la presencia ante el Tribunal Oral Federal de Paraná de Jaime Dri, aunque en su caso declararía por un sistema de videoconferencia desde Panamá, donde reside. Dri, oriundo de Chajarí, es sobreviviente de los centros clandestinos de detención rosarinos y uno de los primeros en revelar cómo operaba la patota, ya que en julio de 1978 logró escapar a Paraguay y luego se exilió en Francia, donde denunció públicamente el genocidio. La importancia de su testimonio es el relato directo de lo ocurrido, ya que Raquel Negro le contó que sería trasladada a Paraná para dar a luz.

En el cierre de esta instancia del debate oral y público están citadas, además, dos empleadas del IPP; los periodistas Miguel Bonasso –como diputado nacional podría declarar por escrito–, Reynaldo Sietecase y Carlos Del Frade; el padre adoptivo de Sabrina Gullino; el hermano de Raquel Negro; la directora del Banco Nacional de Datos Genéticos, María Belén Rodríguez Cardozo; la nieta recuperada Victoria Torres Ruiz; y el militar retirado Horacio Pantaleón Ballester, integrante del Centro de Militares para la Democracia Argentina (Cemida), entre otros testigos.

Inspecciones

Dentro de las instancias judiciales, están pendientes las inspecciones judiciales del Hospital Militar y del IPP, algo que podría concretarse la semana próxima, según indicaron fuentes judiciales a EL DIARIO. Luego de ello se realizarán los alegatos de los fiscales, querellantes y defensores y los imputados tendrán la posibilidad de decir sus últimas palabras, previo a la sentencia que deberá dictar tribunal integrado Roberto López Arango, Lilia Carnero, Juan Carlos Vallejos y María Ivón Vella.

Juan Cruz Varela

 

http://www.eldiario.com.ar/diario/entre-rios/19868-el-juicio-por-robo-de-bebes-ingresa-en-el-tramo-final.htm

Torrealday admitió que internaron a NN en la clínica

El médico y ex funcionario provincial dijo que el archivo del Instituto Privado de Pediatría se estropeó. Allí estuvieron internados los hijos de Raquel Negro. Los jueces le reclamaron más memoria y colaboración para encontrar al mellizo de Sabrina Gullino.

Jorge Riani para EL DIARIO


Ésa es la pregunta del millón”, concluyó el médico Miguel Alberto Torrealday cuando escuchó por enésima vez, cada vez formulada de diferente manera, la interrogante: quién fue el médico que atendió a los mellizos hijos de Raquel Negro en 1978 y quién firmó el alta médica en el Instituto Privado de Pediatría (IPP) del que él es cofundador, ex directivo y ex integrante de la planta médica.

El nombre del médico Torrealday estuvo en varios testimonios escuchados en lo que va del juicio oral y público que se desarrolla en Paraná para establecer responsabilidades en el secuestro y sustracción de identidad de los hijos de los militantes desaparecidos Raquel Negro y Tulio Valenzuela.

Fue, precisamente, uno de los cuatro profesionales señalados como los responsables del instituto médico adonde fueron derivados los mellizos nacidos en el Hospital Militar. Incluso una de las enfermeras que prestó declaración en la audiencia de ayer no dudó en señalar que los niños pudieron haber sido atendidos por el propio Torrealday, Jorge Rossi o Ángel Luis Schroeder. “El que menos estaba era (David) Vainstub”, precisó. Esos cuatros profesionales eran los responsables del IPP en el año en que ocurrió la internación de los niños NN.

“Tuve la oportunidad de ver el libro de ingresos, y había allí un NN”, comenzó diciendo Miguel Torrealday. Relató que en oportunidad de prestar declaración en el juicio que se desarrolló en Rosario por el secuestro y desaparición de Negro y Valenzuela, se encontró con la fundadora y principal referente de la asociación Abuelas de Mayo, Estela de Carlotto, con quien –dijo– analizó el libro de administración en el que estaban consignados los ingresos y egresos de pacientes y que repararon en los mellizos.

Allí consta el ingreso de la nena como “López, Soledad” –hoy llamada Sabrina Gullino que sigue todas las jornadas con atención e interés de querellante– el 4 de marzo de 1978 y el varón como “López, NN” el 10 de marzo, procedentes del Hospital Militar, y el egreso de ambos el 27 de marzo e inclusive se dejó registrado que el costo de atención sería afrontado por la institución de la cual procedían.

“Nos llamó la atención que teniendo el mismo apellido fueran ingresados en fechas distintas y dados de alta el mismo día”, dijo Torrealday ante los jueces del Tribunal Oral Federal de Paraná.

En todo momento el médico y ex funcionario provincial del área de Salud en distintos gobiernos justicialistas intentó dejar claro su interés por aportar datos a la causa. Sin embargo, el tribunal le recriminó que no estaba brindando la información necesaria para poder dar con el paradero del mellizo.

Reprimenda. “Estamos comprometidos con la causa y queremos saber quién fue el médico que atendió a los niños. Nosotros tenemos 9.400 internaciones hechas al día de la fecha y esto es una cuestión de confianza. Lo que queremos, por nuestra historia y por nuestra militancia, es recuperar a esos chicos”, afirmó. Torrealday. Fue entonces cuando la jueza Lilia Carnero le dijo: “Usted dice que quiere encontrar al niño, pero son ustedes (por los médicos directivos del IPP) los que tienen la clave para saber la verdad, pero tienen que hacer memoria”, sostuvo. “Llama la atención que las enfermeras supieran y los médicos no”, le dijo más adelante el presidente del tribunal, Roberto López Arango, en referencia a la internación en el IPP de niños nacidos durante el cautiverio de su madre.

El recurrente olvido ante las preguntas de las partes terminó por generar una nueva intervención de la jueza Carnero:

“Creo que usted sabe lo que pasó y omite información; quién recibió, quién atendió y quién dio de alta a los niños”, apuntó.

“Ésa es la pregunta del millón”, apuntó sin contestar Torrealday. “No quiero ser parte de lo que consideran la corporación médica; si supiera lo diría”, agregó para mencionar finalmente un conjunto de médicos que prestaban servicio en neonatología del IPP.

Respecto del bebé que estaba registrado en el libro de ingreso como NN, consideró que “la identidad figuraba en la historia clínica”, pero luego precisó que esos documentos estaban archivados en un sótano que se inundó y, por lo tanto, se destruyeron.

El médico Miguel Alberto Torrealday estuvo ante el tribunal, confirmó que los niños nacidos en cautiverio bajo poder de la dictadura militar pasaron por el instituto privado, pero no aportó mayores datos y dejó la sensación en organismos de derechos humanos de que fue reticente con la información brindada.

 

“Dentro de un rato se va a morir”

La jornada de ayer sumó otros dos nuevos testimonios de empleadas del Hospital Militar. Una de ellas –de la que se omite publicar el nombre por recomendación de la Mesa de Juicio y Castigo acogida por este medio– dijo que prestó función en Laboratorio y Hemoterapia y que clasificaba sangre de NN, “por orden de la Dirección” del Hospital Militar.

Sostuvo que “de oído” sabía que las sangres que llegaban anotadas como de NN eran de detenidos políticos alojados en los batallones de Ingenieros y Comunicaciones.

Señaló puntualmente a uno de los empleados, del que dijo su nombre, como la persona que “seguramente extraía la sangre” de los detenidos, aunque éste –al momento de declarar– lo negó.

La mujer que prestó declaración se mostró muy emocionada al relatar otro episodio con una persona no identificada, registrada como NN. “Tuve oportunidad de atender una cirugía a un NN”, dijo la testigo. Contó que buscó los elementos para extraer sangre y establecer el RH y grupo y que el médico le dijo que “no hay necesidad de eso porque dentro de un rato se muere”, narró en alusión a la expresión que le dio el médico en el quirófano. Aseguró que igual lo hizo porque era su función y ante una pregunta sobre quién fue el profesional que le dio esa instrucción apuntó: “El doctor Juan Antonio Zaccaría”. A unos metros de allí, el galeno procesado no hizo gesto alguno ni movimiento.

Aseguró que estaban además en el quirófano los tenientes primero Mario Crocce y “otro de apellido” Zuino.

“Esa situación me provocó tanta angustia que pensé: ‘qué vida desperdiciada’. Llegué a la sala 1 y tenía tanta angustia que tomé el teléfono para hablar con una amiga, a pesar de que no se podían hacer llamadas, y cuando mi amiga me atendió no pude hablar. Nunca más conté nada sobre el asunto, ni siquiera a mi familia”, dijo tras tomar agua para atemperar el llanto.

El aire de la sala se tornó pesado con el testimonio. Y quedó la convicción de que se trataba de otro caso, ajeno a la causa, de víctima de la dictadura militar.

Las evasivas de un militar no permitieron sumar precisiones

Un ex sargento que sacaba sangre a los pacientes del Hospital Militar dijo haberse enterado por terceros del nacimiento de los bebés de Raquel Negro. Dijo no recordar porque “fue hace 33 años”

Alfredo Hoffman De la Redacción de UNO
ahoffman@unoentrerios.com.ar

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