El periodista santafesino Carlos Del Frade, autor de varios libros sobre hechos sucedidos en la dictadura en su provincia, declaró por casi una hora en la décima jornada del primer juicio por delitos de lesa humanidad ocurridos en la provincia de Entre Ríos.

Consultado si conocía a los imputados, Del Frade explicó que, en el marco de su trabajo periodístico entrevistó a Juan Amelong, y también mencionó que reporteó a Eduardo Costanzo, testigo en la causa.

«Trabajo de periodista desde hace 25 años. Con Costanzo hablé en tres o cuatro oportunidades, algunas veces sin grabar. Las primeras entrevistas se dieron en 1997. Las otras se sucedieron en 1998 y los contactos informales a posteriori. Hay una charla que recuerdo especialmente porque la escribí en el libro Matar para robar, luchar para vivir, del año 2004, y también en el libro El Rosario de Galtieri y de Feced, del año 2000. La entrevista es del 15 de diciembre de 1997. La recuerdo particularmente porque fue en el domicilio de Costanzo en calle Pueyrredon al 2900 en Rosario. Fue al mediodía. Constanzo vestía un traje marrón y exhibía una corbata con dibujos de Pluto, Mickey, Tribilín y personajes de Walt Disney. Era contrastante», indicó.

 

«Me ratificó su necesidad de hablar de lo ocurrido en la Quinta de Funés. Antes, en entrevistas en bares o lugares cercanos a las radios donde yo trabajaba me había dicho que quería contar mucho más que lo que había contado Bonasso en Recuerdo de la muerte. Me decía si podía conseguir dinero y yo le decía que no, pero siguió hablando conmigo», continuó Del Frade.

«En esa entrevista hizo especial hincapié en las figuras de Guerrieri, Amelong y más especialmente Fariña, como principales responsables de lo que sucedió en la Quinta de Funés y en la intermedia. Allí hablamos de los mellizos nacidos en Paraná, de Raquel Negro. No me precisó lugar, me dijo que la habían sacado para parir, y me habló de dos: una nena y un nene. Él había creído que uno de ellos había nacido muerto, estrangulado por el cordón umbilical. Profundizó en la idea de que los responsables eran Amelong, pero especialmente Fariña, de quien además me decía que había hecho mucho dinero con una agencia de seguridad que tenía oficina enfrente del diario La Capital, en Rosario, en Sarmiento entre Santa Fe y Córdoba. Me dijo que nos íbamos a volver a ver después de las fiestas, que me iba a dar un documento que quería que lo hiciera público en la prensa nacional. Después de Navidad, me entregó la fotocopia de una carta documento que le había enviado al vicegobernador de Tucumán, diciéndole que ellos tenían las manos manchadas de sangre por defender la patria y que necesitaba ayuda económica. A eso lo publiqué como un facsímil en el libro y se lo envié a Miguel Bonasso para que lo publicara en Página/12, cosa que ocurrió en los primeros meses de 1998. Es allí cuando tuve el encuentro más desagradable con Constanzo luego de la publicación, nos encontramos en la calle Dorrego y Montevideo, de Rosario. Él paró el auto -trabajaba como remisero- y me dijo «te voy a cortar los huevos por lo que hiciste». Se fue con la promesa de que iban a seguir las charlas. Ese documento me permitió a mí acreditar la existencia de las entrevistas», expuso el testigo.

«La mayoría de los hechos denunciados por Constanzo, a la larga se fue demostrando que sucedieron. Se fue demostrando cuando uno empezaba a revisar testimonios sobre aquel presente de Fariña y Amelong. Las investigaciones posteriores nos llevaron a un documento que sugiero que se tenga muy en cuenta, elaborado por el entonces coronel Alfredo Sotera, que en la causa original «Agustín Feced y otros» habla de procedimientos por izquierda que hacía el Ejército en el área del II Cuerpo. Allí se habla BDTS, Bandas de Delincuentes Terroristas Subversivos, en 1976, y de irregularidades graves cometidas. Hay que recordar que el 12/10/1976 hubo cambio de comandante. Se había ido Ramón Genaro Díaz Bessone y había asumido Leopoldo Fortunato Galtieri y aquí asumí en Entre Ríos Trimarco. Digo esto no por excederme, sino por un detalle de una investigación a posteriori. Cuando secuestran al hijito de la familia Ayastuy, de Gualeguaychú, cuando lo van a recuperar se encuentran con que estaba en una casa de menores de Capital Federal, pero las llaves del auto del matrimonio se las entregó Trimarco en Paraná a la familia de la mamá. Con esto quiero decir que estos hechos tienen una conexión que vincula a Trimarco, que sabía perfectamente qué pasaba con el botín de guerra, sea tanto un chico como un auto», añadió.

Se le preguntó si Constanzo le dijo quién se había quedado con los bebés y Del Frade dijo que «hizo especial hincapié en la figura de Fariña e inmediatamente, por el tono de voz, lo ubicada en un menor relieve a Amelong».

– ¿Le dijo Constanzo qué funciones desempeñaba Fariña en 1978?

– Si, en realidad, lo que Constanzo relataba es lo que comenzó a ocurrir en 1977, cuando se alquila la propiedad de la Quinta de Funes. Comienza a funcionar entoncea y Fariña era uno de los principales responsables. Y dijo que habitualmente llegaban oficiales de más alto rango, como Guerrieri o Galtieri, como está en el libro de Bonasso.

– ¿De las personas que trabajaban junto a Fariña refirió algo Constanzo?

– Al que más mencionaba era a Amelong.

– ¿Le mencionó si lo conocía a Paul Navone?

– No.

– ¿Sobre Paraná no le dijo nada en especial?

– No me consignó lugar preciso, pero me dijo que habían nacido en Paraná. Luego con la publicación de Página/12 se cortó el diálogo y no tuve mayores precisiones.

– ¿Le mencionó el Hospital Militar?

– No.

– ¿Cuál fue para usted la motivación de Constanzo?

– Creo que se veía venir la impunidad. Él fue asesor rentado en el Senado nacional de Luis Rubeo. A mediados de la década del ’90, Rubeo lo dejó cesante. Y comenzó a buscar un sustento económico. Me contó que traía verdura de Tucumán, puso remises. Antes habló con los periodistas Acosta y Sietecase. Tenía necesidad de hablar. A mí se me acercó por cuestionamientos a un primer libro, en donde yo no hacía mención específica a Fariña y Amelong. Y él me preguntó si yo había arreglado con ellos.

– ¿Le aportó algún dato sobre Raquel Negro?

– No, me dijo que tuvo mellizos y nada más. Mi búsqueda era sobre el destino de los cuerpos de los desaparecidos y de los chicos secuestrados. Y hasta el día de hoy sigo con esos objetivos.

– ¿Sabe quiénes integraban el grupo de tareas de Funes?

– A la cabeza Fariña, Amelong, Walter Pagano, los hermanos Isach, Constanzo como uno de los guardias, un policía de apellido Torres, esos serían los más conocidos. Ese grupo de tareas, con el tiempo, percibí que formaba parte de Inteligencia del II Cuerpo. Otros grupos dependían de Informaciones de la Policía Federal.

– ¿No investigó si Fariña se quedó con uno de los bebés?

– Hice dos cosas. Constanzo me había dicho que la empresa de seguridad de Fariña trabajaba en la Bolsa de Comercio de Rosario. Fui allí a pedir los números, pero ya no trabajaba allí. También fue enfrente de La Capital, pero tampoco lo encontré. Lo que sí puedo agregar de Fariña es que tuvo mucha relación con Agustín Feced.

«Él decía: ‘A los chicos de Raquel Negro se los llevó Fariña. Ya te voy a contar. Y eso nunca llegó’. Los tiempos en las entrevistas son manejados por los entrevistados. Yo le preguntaba cada tanto, pero ese día nunca llegó», contó el periodista.

Amelong, en su carácter de defensor de sí mismo, intervino:

– Niego que hayan sido dos entrevistas, sino una. Que ratifique o rectifique y que diga el motivo.

– La primera fue telefónica Amelong, y la segunda personalmente en Tribunales.

– Eso fue la misma cuestión. Y la que refiere en segundo término fue un careo en el juicio por la causa Guerrieri y no una entrevista.

– Acabo de decir eso: que la segunda entrevista fue en Tribunales.

El intercambio y la insistencia de Amelong motivaron rumores entre el público y se dio por aclarada la cuestión.

– De acuerdo a sus investigaciones, ¿da crédito a que uno de los chicos nació muerto?

– Tengo claro que el nacimiento de los mellizos ocurrió. Y que el primero que lo dijo fue Constanzo. Es probable que haya tenido esa información de que nació muerto. Y después dijo que Fariña «se la llevó», aludiendo a la nena.

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