La Justicia condenó a cuatro represores con penas que van de 14 a 11 años de prisión para los coautores, y 5 años para el médico que actuó como partícipe necesario. De este modo se penaliza el robo de los hijos recién nacidos de la militante desaparecida Raquel Negro. El caso estaba impune desde 1978.
por Jorge Riani y Juan Cruz Varela (para EL DIARIO)

 

Se terminó la impunidad. El histórico juicio por el robo de los bebés nacidos en cautiverio en el Hospital Militar y la suspensión de sus estados civiles llegó a su fin: el Tribunal Oral Federal de Paraná condenó a cuatro militares y un médico.

La sede judicial se vio desbordada de personas, en la tarde de ayer, en momentos en que el presidente del tribunal, Roberto López Arango, leyó la sentencia por la cual se condenó a 14 años de prisión a Pascual Oscar Guerrieri, 13 años a Jorge Alberto Fariña y Juan Daniel Amelong, 11 años a Salvador Dionisio Pagano –todos ellos señalados como coautores responsables de los delitos imputados– y al médico Juan Antonio Zaccaría, a 5 años de prisión, al hallarlo partícipe necesario.

La sentencia se completa con la absolución de Marino Héctor González, cuya situación difirió de la de los otros imputados, entre otras cosas, debido a que no fue mencionado por testigos clave que declararon en el juicio, como el periodista Miguel Bonasso o el militante Jaime Dri.

La sentencia fue leída sólo en su parte resolutiva, mientras que los fundamentos, con una extensión de 163 páginas, fueron entregados en CD a las partes. En verdad, la sentencia constituye una instancia más de comprobación de la trama de una historia macabra que da cuenta de la detención de presos políticos durante la dictadura, torturas, asesinatos y, en el caso particular que se juzgó, el robo de dos mellizos –una niña y un niño– nacidos en cautiverio en el Hospital Militar en marzo de 1978, luego sustraídos y alejados de su familia.

El mellizo varón continúa desaparecido, mientras que la niña sustraída es Sabrina Gullino, querellante en el juicio y que ayer concurrió a la lectura de la sentencia, como en cada una de las jornadas del proceso oral y público. La joven recuperó su identidad de origen en diciembre de 2008.

 

Las penas

La cuantía de las penas impuestas muestra que el tribunal –integrado por Lilia Carnero y Juan Carlos Vallejos, además de López Arango– se acercó al criterio de los fiscales Juan Ignacio Candioti y Marina Herbel, que habían pedido penas muy parecidas a las finalmente aplicadas, con excepción de los casos de González y Zaccaría.

“Acreditados que fueron los hechos, con sus circunstancias de lugar, tiempo y modo, y demostrada la responsabilidad penal de los imputados, y tipificada la conducta dentro del catálogo delictivo, viene la tarea de ajustar las penas a aplicar teniendo en cuenta la escala penal de los ilícitos”, escribió López Arango antes de desglosar las penas impuestas.

Tal como lo pidieron los defensores oficiales Mario Franchi y Noelia Quiroga, los jueces resolvieron mantener las prisiones domiciliarias a Guerrieri y Zaccaría, beneficio del que ya venían gozando.

Ayer, con excepción del médico Zaccaría, los cinco militares procesados esperaron noticias del fallo en su lugar de detención en Campo de Mayo, según dijo una fuente judicial a EL DIARIO.

 

Fiesta

Con alegría y convicción los organismos de derechos humanos celebraron hasta entrada la noche, ya no la condena que recibieron los responsables del genocidio, sino el manto de justicia que cayó sobre la provincia. Hubo un festival popular para celebrar la alegría de continuar sembrando memoria, verdad y justicia, que es algo más que una consigna. En ese marco de algarabía, Sabrina dejó un mensaje a su hermano desaparecido, acompañada por la guitarra de Mansinatra, a través de su Canción del melli (ver recuadro).

La ciudad no es la misma que aquella de 1978. Pasaron muchas luchas, desdichas, ilusiones, desilusiones. Pasaron las madres que ya no están. Es cierto que los juicios están instalados como una conquista de la democracia aún en construcción. Son una especie de anticuerpo para tanta barbarie; son una respuesta desde la legalidad de las normas para los represores que no les dieron esa posibilidad a sus víctimas.

“No era lo que esperábamos, pero estamos contentos porque se cierra una etapa y se abre otra. Este juicio sirvió para comprobar que el melli está vivo, así que ahora hay que apostar a encontrarlo, y estamos cada vez más cerca”, admitió Sabrina Gullino.

La hija de Raquel Negro y Tulio Valenzuela señaló que “los abogados querellantes habían pedido prisión perpetua, pero es la sentencia que hay, con el dolor por la absolución incluido” y acotó: “Apostamos a una instancia de justicia en la que se les dieron a los imputados todas las garantías, tal como nos enseñaron las Madres y las Abuelas, no apelando a la venganza sino a la reconstrucción de la historia a través de la justicia y en el marco de las instituciones democráticas. Eso es lo que se les dio y lo que hay que defender siempre”.

 

Lo que se probó

Raquel Ángela Carolina Negro y Edgar Tulio Valenzuela fueron secuestrados el 2 de enero de 1978 en Mar del Plata y trasladados a la Quinta de Funes, en las afueras de Rosario. Con ellos estaba Sebastián, el hijo de Raquel, que tenía un año y medio.

En el juicio se determinó que Raquel Negro fue trasladada a dar a luz en el Hospital Militar de Paraná, procedente del centro clandestino de detención La Intermedia, y permaneció al menos 15 días en la sala de guardia, donde estuvo custodiada por agentes de inteligencia vestidos de civil que se rotaban cada 24 horas.

El parto se habría producido el 3 de marzo, fue atendido por médicos que no pertenecían al nosocomio castrense y tras el alumbramiento del varón, la madre lo arropó durante unos instantes hasta que unos hombres se lo llevaron; luego nació la nena.

Enseguida, los mellizos fueron internados como NN en la sala de terapia intensiva, porque supuestamente presentaban problemas respiratorios y cardíacos, y luego derivados al Instituto Privado de Pediatría (IPP), adonde la nena ingresó el 4 de marzo y el varón el 10 de marzo, en su caso sin identidad, desconociéndose dónde estuvo en esos seis días. Ambos egresaron el 27 de marzo. La nena fue dejada esa misma noche en el Hogar del Huérfano y luego dada en adopción legal. Hoy se sabe que se trata de Sabrina Gullino, quien recuperó su identidad en 2008. El mellizo varón continúa desaparecido.

Los abogados querellantes plantearon que los represores trazaron una “versión falseada” para pretender que el mellizo varón había fallecido, con el objetivo de que nadie siguiera buscándolo; mientras que los fiscales también destacaron el rol que tuvieron otros integrantes del engranaje represivo que no están sentados en el banquillo de los acusados por haber fallecido antes del juicio, como es el caso de los jefes del Segundo Cuerpo de Ejército Leopoldo Fortunato Galtieri y Luciano Adolfo Jáuregui, el jefe del Destacamento de Inteligencia 121 Alcides Juvenal Pozzi; y mencionaron también a Juan Carlos Trimarco, jefe de la represión en Entre Ríos, quien fue declarado inimputable y se le suspendió el proceso penal en su contra. De la misma manera, apuntaron contra Luis Levin y Luis Beret, director y subdirector del Hospital Militar.

 

El fin de la impunidad

El viernes amaneció soleado, luminoso, típicamente primaveral. El celeste del cielo despejado se abría ante un histórico día de sentencia. En la calle, rostros jóvenes en blanco y negro, sus imágenes, recibían a otros cientos que iban llegando poquito a poco.

Cincuenta y ocho días duró el juicio. Dieciocho audiencias de debate. Cuarenta y un testigos pasaron ante el tribunal. Cinco condenados, un absuelto, una identidad restituida y un ausente. El juicio cambió la presunción de muerte por una certeza de vida respecto del mellizo. Pero sigue habiendo alguien que falta. NN Facundo dirá la investigación judicial.

La tensión creciente se iba percibiendo en el aire. De un lado los familiares, ex detenidos políticos y un puñado de funcionarios poblaron la sala entre murmullos y con más prendedores en blanco y negro. Del otro lado, el vacío de los acusados que no están. Cuántas veces habrán cruzado miradas durante el juicio.

A las 17.18 la voz entre ronca y severa del presidente del tribunal rompió el silencio. Sabrina se aferró más que nunca a Sebastián. No lloraron pero se los notaba emocionados. Nunca lloran. “No se llora frente a los hijos de puta”, dijo ella un día. En cambio lleva una sonrisa.

Tres minutos insumió la lectura de la parte resolutiva de la sentencia. Ese tiempo le llevó al tribunal explicar la condena a cinco represores por dos hechos de sustracción de menores y sustitución de identidad, cometidos en el marco de un plan sistemático que dio lugar a la tortura, desaparición forzada de personas y robo de bebés.

No hubo aplausos ni gritos ni llantos en la sala. Retratos de Raquel se elevaron y Sabrina y Sebastián se abrazaron con fuerza y ternura a la vez. Hubo una sensación de amargura y decepción que se mezclaba también con alegría. Era un desahogo después de treinta años.

Tuvo este juicio la importancia haber conmovido a una sociedad habitualmente apática. La sociedad paranaense ya no desconoce que a pocas cuadras del centro, a cinco minutos de la plaza, funcionó una maternidad clandestina y que los niños luego circulaban por distintas instituciones conocidas. Entonces la verdad se impuso. Porque no hay verdad en el olvido, en lo que se oculta, en lo que no se permite que salga a la luz. Y es ahí donde radica el triunfo. Ojalá entonces que este granito de justicia sirva para comprender que la verdad se construye con la memoria y que no hay presente ni futuro posible en el olvido del pasado.
Entre la alegría y la decepción

* Ana Oberlin, abogada querellante. “Estamos un poco decepcionados en cuanto al monto de las penas porque entendemos que se trata de delitos que por la gravedad y trascendencia que tienen, no solo afectan a las personas que han sido apropiadas sino a todo el núcleo familiar, que pasado 30 años bajo un tormento por no saber si los chicos viven o no, dónde están o si están con los asesinos de sus padres. Entonces, este tipo de delitos merece una mayor severidad. De todas maneras es una condena y estamos contentos de haber podido transitar este proceso, aún después de treinta y pico de años, en un país donde reinó la impunidad durante tanto tiempo”.

* José Iparraguirre, integrante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. “La condena a los represores es un triunfo porque significa que salió a la luz la verdad de lo que pasó con Sabrina y nos permite investigar el destino del mellizo”.

* Florencia Amore, abogada querellante. “Es positivo que cinco imputados hayan sido encontrados culpables, pero ahora hay que esperar los fundamentos de la sentencia para ver cómo seguimos porque el tribunal hizo una graduación muy baja de las penas y eso habrá que verlo”.

* María Luz Piérola, coordinadora del Registro Único de la Verdad. “Lo importante es que los genocidas ya están condenados. Ahora hay que festejar porque conseguimos el juicio y castigo a los culpables y continuar trabajando para encontrar al mellizo e investigar otros nacimientos clandestinos que se produjeron en el Hospital Militar”.

* Clara Fink, madre de Claudio, desaparecido durante la dictadura. “Es una alegría haber llegado a esto, es un paso adelante que se ha dado; pero lamentablemente los montos de la condena no fueron lo que nosotros pensábamos. Y es hermosa esta fiesta, si hasta me parece que lo veo a Claudio saltando, corriendo, gritando, riéndose, festejando”.

 

http://www.eldiario.com.ar/diario/interes-general/23973-cinco-militares-culpables-por-el-robo-de-los-mellizos.htm