Guerrieri se extendió durante una hora y señaló a Galtieri y Navone
Pascual Oscar Guerrieri, coronel retirado ex jefe de la central de operaciones del Batallón de Inteligencia 601, comenzó a declarar a las 10.40 y lo hizo por casi una hora.
Contó cómo fue su ingreso al Ejército Argentino: «Entré a los 12 años. Tengo 77 y todavía no me pude ir», indicó.
Luego, se justificó calificándose de «militar profesional» y diciendo: «Nos tocó por razones biológicas vivir esa época. Si hubiéramos nacido en otro momento, no estaríamos acá».
Tras expresar que la única bandera que respeta es «la bandera verde oliva del Ejército Argentino», Guerrieri resaltó su rol como director de Planeamiento de la SIDE durante el gobierno de Carlos Menem, entre 1989 y 1999. «Para un cargo así se piden antecedentes y se analiza todo. Algún mérito debo haber tenido», expresó, con intención de mostrarse como «un militar no del Proceso, sino también de la democracia».
«Vengo acá después de estar 10 años preso. Estamos sufrieron mucho, nosotros y nuestras familias. Quiero que esto termine, pero sé que no voy a salir. No puedo salir. No me van a dejar. Tengo cinco hijos y ocho nietos», expuso.
En otro tramo de sus dichos, expresó: «Acá se habla de patotas, pero yo nunca instruí patotas. La Triple A habrá sido una patota, pero el Ejército no. Es lo mismo que yo dijera que los sacerdotes preparan monjas para ser prostitutas», comparó.
Tras señalar que, a su criterio, «el flagelo terrorista en Argentina no es de 1976, sino que empezó en 1960», Guerrieri dijo tener «fe» en el tribunal. «No somos el Ejército del Proceso», reiteró. «Soy soldado del Ejército de San Martín. No del Ché Guevara», agregó. Y completó: «Nosotros también conseguimos la libertad y la democracia de la que hoy gozan ustedes. Mucha gente se hace la distraída, pero nos pedían por la calle que viniera la revolución».
Munido de una carpeta con la testimonial del represor Eduardo Constanzo, también miembro de Inteligencia del Ejército, que declaró en un juicio en su contra en la ciudad de Rosario, Guerrieri aseguró que fue el represor Paul Navone, que apareció muerto en febrero de 2008, antes de declarar, «el que trajo al chico ese que hizo el trabajo en el Hospital Militar». Específicamente, leyó: «Raquel Negro fue llevada al Hospital Militar, ya que había sido torturada y estaba embarazada de mellizos. Luego del parto, Paul Navone fue quien la ejecutó de un tiro en la cabeza» y explicó que se trataba de documental de abril de 2011. Solicitó que se incorporara al expediente, pero su pedido fue rechazado.
Exhortó a «recurrir a la historia, no solamente a la memoria» y pidió: «Yo también quiero el nunca más para mí. Déjenme morir en paz, con mi familia a mi lado y con mis camaradas que me conocen». Luego, contó: «Un señor el otro día me tocó el hombro y me dijo ‘gracias coronel por haber peleado'».
Después, con ayuda de un gráfico, explicó que era segundo jefe del Destacamento 121 en Rosario, con grado de teniente coronel. Describió la estructura militar que tenía por encima: «Arriba mío tenía al comandante del II Cuerpo, Leopoldo Galtieri», indicó.
Destacó que «Inteligencia es una tropa técnica, no operativa. Es como ser meteorólogo», intentó graficar. Y aseguró que «no se podía dejar de cumplir órdenes» porque «no existe eso en el Ejército».
Aseguró que sólo visitó Paraná dos veces en su vida «por razones sociales» y dijo que no conoce el Hospital Militar. «Yo no di ninguna orden a nadie para que viniera para acá. Fueron órdenes de Galtieri», finalizó.
Fuente: LT14
Imprimir artículo | Este artículo fue publicado por admin el 26 agosto, 2011 a las 17:54, y está archivado en del recinto. Sigue las respuestas a esta entrada a través de RSS 2.0. Puedes dejar un comentario o enviar un trackback desde tu propio sitio. |