Una testigo dio detalles del secuestro de Sixto Zalasar.
Una vecina del desaparecido concordiense contó cómo se llevaron a su vecino el 26 de mayo de 1976. Este viernes declaran el
exgobernador Busti y el vocal del STJ Bernardo Salduna.
Una vecina de la familia Zalasar de Concordia declaró este jueves en el juicio por la causa Harguindeguy y dio detalles de cómo se realizó el secuestro de Sixto Francisco Zalasar el 26 de mayo de 1976. Para este viernes se espera la declaración testimonial del exgobernador Jorge Busti, quien fue detenido en un operativo de fuerzas conjuntas y permaneció secuestrado en la Jefatura Departamental de Policía y dependencias del Ejército, y el vocal del Superior Tribunal de Justicia Bernardo Salduna, quien como abogado representó a víctimas de la dictadura cívico-militar. Por su parte, el vocal del STJ Daniel Carubia prefirió hacer uso de su facultad de responder preguntas por escrito.
María Adela Godoy relató ante el Tribunal Oral Federal de Paraná cómo Coco –así apodaban a Sixto Zalasar– ingresó corriendo a su casa la mañana del 26 de mayo, entre las 6 y las 6.30, al grito de: “Me van a matar”. La mujer no encendió ninguna luz para tratar de ayudar a que su vecino escapara; pero al salir a la puerta encontró a dos hombres de civil y armados a quienes el perro de la familia les impedía el paso. “Entró un mafioso a su casa”, le dijeron. Además había más personas vestidas de civil y portando armas de todo tipo.
Los hombres ingresaron a la vivienda y enseguida salieron llevando a Zalasar con los brazos por detrás y golpeándolo todo el tiempo con las armas. “¿Por qué le pegan si ya lo agarraron?”, les preguntaba la testigo. “Usted no saben lo que es este mafioso”, le contestaron. La mujer, que ahora tiene 76 años, no se creyó ese argumento. Ayer dijo que Sixto era una persona de bien y que inclusive cuidaba de su pequeño hijo, que por entonces tenía 8 años. “Si no hubiera sido una persona mala, no le habría entregado a mi hijo”, afirmó.
Cuando salieron a la calle los secuestradores con el detenido, llegaban al lugar la esposa de éste, su madre y su hija de 8 años. Vivían casa de por medio. “No se arrimen, porque le tiramos”, les dijeron. También se acercaron muchos vecinos. Todos presenciaron cuando metieron a la víctima en uno de los dos autos que estaban estacionados en la cuadra y se lo llevaron. Nadie mostró ninguna orden de detención escrita. La madre peguntó dónde lo llevaban. “No sabemos”, respondió uno. La hija, Sandra Zalasar, salió corriendo detrás del vehículo que se llevaba a su papá. “Y no apareció más”, dijo la testigo María Adela Godoy.
Después el secuestro, todas las noches y durante dos meses, la vecina y otros habitantes del barrio pudieron ver a un hombre de civil parado alternadamente en la esquina de Diamante y Avellaneda y de Diamante y Las Heras. Después, ese desconocido desapareció sin dejar rastro.
El testimonio de Godoy confirmó los detalles relatados por los familiares de Zalasar sobre el secuestro, aunque no pudo identificar a los secuestradores ni reconocer qué autos intervinieron en el operativo.
Imprimir artículo | Este artículo fue publicado por admin el 7 junio, 2012 a las 12:03, y está archivado en Crónicas, del recinto, Notas en medios, provinciales. Sigue las respuestas a esta entrada a través de RSS 2.0. Puedes dejar un comentario o enviar un trackback desde tu propio sitio. |