Los testimonios comprometen más a los acusados.
En la novena jornada de las audiencias de debate declaró Juan Carlos Rodríguez, cuyo testimonio coincidió con los datos aportados por los testigos que prestaron declaración ayer. Apuntó a Rodríguez y Mazzaferri como ejecutores de las torturas. Otra víctima, Martínez Paiva, declaró a puertas cerradas
Se desarrolló la segunda jornada de las audiencias de debate del juicio por la Causa Harguindeguy, en la que se investigan delitos de lesa humanidad cometidos en Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Concordia y Paraná durante la última dictadura militar.
Hoy fue el turno de tres testigos-víctimas pertenecientes a la Causa Nº 1.960/10, en la que están procesados los imputados en juicio: Albano Harguindeguy, Francisco Crescenzo, Julio César Rodríguez, y Juan Miguel Valentino, quienes actualmente se hallan cumpliendo prisión domiciliaria por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Concepción del Uruguay.
El primero en declarar fue Juan Carlos Rodríguez, militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), quien fue detenido y torturado por personal de la Policía Federal, en julio de 1976.
Antes, el Tribunal integrado por Lilia Carnero (presidenta), Roberto López Arango, y Noemí Berros, hizo lugar al pedido de la defensa para que Crescenzo abandonara la sala, ya que “no se sentía en condiciones de estar presente durante la audiencia”.
Luego, se procedió a convocar a Rodríguez, quien relató los hechos acontecidos en aquella época, cuando contaba con 17 años de edad y cursaba el 5° año en la Escuela Normal de Concepción del Uruguay.
“Yo militaba en la UES, teníamos muchas expectativas políticas, por la vuelta de Perón. Yo militaba en el Luche y Vuelve. Así conocí a Roque Minatta, presidente del centro de estudiantes de la Normal. Desde allí, además de actividades que hacían a lo estrictamente estudiantil, también participábamos en política fuera de la escuela. Recuerdo que había una materia llamada Estudios de la Realidad Social Argentina (ERSA), que incorporaba el debate político dentro del ámbito estudiantil. Cuando llegó el golpe de Estado, ya no se podía tener actividad política dentro del claustro estudiantil”, explicó, a modo de introducción.
Rodríguez señaló que el centro de estudiantes estaba relacionado con la JP, quienes los incentivaban en su formación política y les daban libros sobre la temática. Cuando la dictadura cívico militar tomó el poder por asalto, ambas agrupaciones realizaron panfletos criticando al gobierno de facto. Para Rodríguez, “ese fue el detonante para que nos detuvieran, ya que era evidente que nos venían haciendo una inteligencia previa”.
Rodríguez fue detenido en la noche del 19 de julio de 1976, en su casa, luego de haber participado de una reunión con sus compañeros de militancia. De acuerdo con su relato, José Pedro Peluffo, que militaba con él en la UES y que había estado en la reunión realizada minutos antes, llamó a la puerta de su casa.
“Yo había llegado con hambre, y le pedí a mi madre que me prepare la cena. En eso, José Peluffo llama a mi puerta y me pide que salga a la calle. Yo lo invito a pasar, porque justo estaba por comer. Pero él me insistía en que salga, entonces lo hice. Allí me encuentro con que a cada lado de él estaban (Julio César) Rodríguez y Mazzaferri, que me apuntan con un arma en la cabeza y nos obligan a subirnos a un Dodge 1500 negro. Ahí nos empezaron a golpear y a preguntarnos dónde estaba el mimeógrafo con el que habíamos hecho los panfletos”, relató.
El testigo declaró que los condujeron hasta la delegación de la Policía Federal y los dejaron en una “sala amplia”. Luego, cerca de las 3 de la madrugada, sus captores volvieron: “Creo que ya habían terminado con sus tareas, estaban deteniendo a otras peronas. Entonces vinieron a donde me habían dejado, y empezaron a darme golpes de puño y patadas, querían que les diga dónde estaba el mimeógrafo. Después me llevaron a un calabozo y me dejaron. Cerca del amanecer, escucho gritos desgarradores que venían del baño, que estaba frente al calabozo. Me asomé por una ventanita y vi que le estaban aplicando la picana a Carlos Martínez Paiva. Entonces, un policía vino y tapó la ventana con una toalla. Me dijo ‘quedate tranquilo, que después seguís vos’”.
Más tarde, interrogado por la querella, el testigo señaló que ese policía sería Parche Rodríguez, quien fue mencionado por otros testigos en las testimoniales de ayer. Asimismo, señaló que el torturador actualmente trabaja como personal de vigilancia en una concecionaria de autos de La Histórica.
Contiinuando con su relato, Juan Carlos Rodríguez precisó que el martes a la tarde lo llevaron al Casino de Oficiales, donde encontró a otros detenidos -Román, Maffei, Peluffo, Valente, Baldunciel, Zenit y Romero-, todos sentados en sillas y mirando hacia la pared. Asimismo, señaló que los llamaban de a uno para interrogarlos y golpearlos, con una frecuenia de 4 o 5 veces al día. “Eso fue hasta el jueves, después se fueron calmando”.
Rodríguez señaló que su madre supo de su detención al día siguiente. “Esa noche, ella vio que me había ido y que había dejado el DNI sobre el televisor, por lo cual se quedó preocupada. Al día siguiente, fue a la Policía provincial para ver si me tenían detenido allí, pero le respondieron que no. Más tarde, mientras hacía compras en una panadería, escuchóa unos vecinos que comentaban que en la Policía Federal tenían detenidos a unos subversivos de la Escuela Normal. Entonces se dirigió hacia allá, y le confirmaron que yo estaba allí, pero no le dijeron los motivos”.
Rodríguez hizo referencia al episodio que tuvo lugar el jueves posterior a su detención cuando, junto a Román, los sacaron a un patio de la delegación en horas de la noche. “Se había desatado una tormenta, hacía frío. Y nos hicieron sacarnos la ropa. Estuvimos ahí aproximadamente media hora”.
Al lunes siguiente, un policía les alcanzó una afeitadora y les dijo que se bañen, porque iban a haber “novedades”. “El martes, nos convocaron a una reunión con el teniente coronel Raúl Federico Schirmer, donde estaban nuestros padres. A cada uno nos hicieron sentar detrás de nuestra madre o padre. Schrimer empezó a sermonear sobre nuestras mentes vírgenes. Luego dijo que nos iban a poner bajo una libertad vigilada, es decir, que ya no podíamos mantener contacto entre nosotros”.
Luego de recuperar su libertad, Rodríguez continuó viviendo un tiempo en Concepción, pero vivía bajo un permanente estado de miedo, “porque me encontraba a esa gente (los torturadores) en la calle. Una mañana me desperté, y vi qe el Falcon de Rodríguez estaba estacionado frente a mi casa, y me invadió el terror. Después de un rato, me di cuenta de que la cosa no era conmigo, sino que vigilaban a alguien más. Al otro día me enteré que había desaparecido un vecino. Entonces fui hasta la casa de su madre y le dije quiénes eran los que se lo habían llevado. Ella fue hasta la Policía Federal, y le reconocieron que ellos lo habían detenido, pero que estaban cooperando con la Policía de Rosario, ya que ese chico erstudiaba Medicina allá.”
Al igual que los testigos de la jornada de ayer, Rodríguez señaló que no lo dejaban dormir, y que comían lo poco que les llevaban sus familiares.
Por otra parte, manifestó dudas sobre su compañero detenido, José Peluffo. “Cada vez que nos interrogaban, él decía que cantemos, así se terminaba todo rápido. Pero la verdad era que nosotros no sabíamos nada del mimeógrafo. Años después, yo tuve un careo con él, que dijo que el no estuvo presente la noche de mi detención, lo negó todo. Y, algo que llama la atención, es que en 1977 ingresó a la Policía, después de haber estado detenido por supuestas actividades subversivas”.
Tras las declaraciones de Rodríguez, fue el turno de Alberto Baldunciel, quien también reconoció a Julio César El Moscardón Rodríguez. Sus relatos coinidieron con los de Rodríguez, pero afirmó que fue golpeado sólo en una oportunidad.
Por último declaró Carlos Atilio Martínez Paiva, quien pidió prestar testimonio sin público en la sala.
Imprimir artículo | Este artículo fue publicado por admin el 19 abril, 2012 a las 21:20, y está archivado en Crónicas, del recinto, Notas en medios, provinciales. Sigue las respuestas a esta entrada a través de RSS 2.0. Puedes dejar un comentario o enviar un trackback desde tu propio sitio. |