La audiencia comenzó a las 10.30, con la declaración de César Román, uno  de los secuestrados y torturados en Concepción del Uruguay. El testigo  reconoció a Julio César Moscardón Verde Rodríguez como uno de sus  torturadores. Luego declararon Roque Minatta y Juan Carlos Romero. Pedirán a la Fiscalía de La Histórica que investigue a otro represor mencionado en los testimonios.

Durante casi seis horas se desarrolló la primera jornada de testimoniales de la etapa probatoria del juicio por la causa Harguindeguy, en la sala de calle 25 de Mayo 256 de la capital entrerriana.

Declararon tres testigos-víctimas pertenecientes a la Causa Nº 1.960/10, en la que están procesados los imputados en juicio: Albano Harguindeguy, Francisco Crescenzo, Julio César Rodríguez, y Juan Miguel Valentino, quienes actualmente se hallan cumpliendo prisión domiciliaria por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Concepción del Uruguay.

Es precisamente en esa última localidad donde tuvieron lugar los delitos que en este tramo del juicio se investigan, los cuales se encuentran penalmente encuadrados en Asociación ilícita, Violación de domicilio, Privación ilegal de la libertad y Torturas.

El primero en declarar de los tres testigos previstos para hoy, fue César Manuel Román. Previo a su declaración, la querella solicitó que se incluyan como prueba las declaraciones del represor Jorge Rafael Videla quien, en una entrevista al periodista y escritor Ceferino Reato, dio detalles sobre el plan sistemático de desaparición de personas durante la última dictadura. El pedido fue acompañado por la Fiscalía y la defensa no puso objeción.

Por su parte, el defensor técnico de Harguindeguy, Rodríguez y Crescenzo, solicitó que este último acusado se retirara de la sala sin ser visto por el testigo, argumentando el pedido en una estrategia que no quedó del todo clara.

Luego de que el Tribunal integrado por Lilia Carnero (presidenta), Roberto López Arango, y Noemí Berros, hiciera lugar al pedido de la defensa, se procedió a llamar al testigo.

 

El relato de Román Cabe destacar que Román fue detenido en la noche del 19 de julio de 1976, a una cuadra de su domicilio, cuando tenía 17 años y participaba activamente en el centro de estudiantes de la Escuela Normal de Concepción del Uruguay.

Al comienzo de su declaración, el testigo dio detalles sobre su despertar político durante la adolescencia y su militancia en el centro de estudiantes junto a Roque Minatta -otro de los testigos citados para hoy-, un espacio desde donde habían conseguido varios logros para el estudiantado (boleto estudiantil, talleres literarios, campeonatos de fútbol), los cuales fueron anulados cuando la dictadura cívico – militar asaltó el poder.

“Por este motivo, nosotros comenzamos a elaborar volantes, para denunciar lo que estaba ocurriendo, y a repartirlos en boliches. Cuando empezaron las vacaciones de invierno, fuimos detenidos. Nuestro error fue pensar que esta dictadura era similar a la de 1966”, señaló.

Román narró que aproximadamente a la hora 21 del 19 de julio de 1976, cuando se encontraba a una cuadra de su domicilio materno, dos hombres vestidos de civil se acercaron hacia él y le preguntaron si era César Román. Al responder afirmativamente, ambos comenzaron a insultarlo, lo agarraron del pelo y lo obligaron a introducirse en un Dodge 1500 negro, donde lo esperaban dos personas más.

A uno de los que lo detuvieron lo identificó como “El Cordobés”, mientras que al otro -cuyo apodo ni nombre pudo precisar- lo describió como corpulento, de unos 35 años y con una mancha en el rostro. Más adelante, en su declaración, Román señalaría que hace 5 años volvió a ver a este último en la delegación de la Policía Federal en Concepción del Uruguay, cuando fue a realizar un reconocimiento del lugar, en el marco de la causa que ahora está en proceso penal. Señaló que, según sus propias averiguaciones, el “hombre de la mancha” trabaja en una concesionaria de autos de esa ciudad y que, aparentemente, sigue teniendo conexiones en la Policía Federal.

Esta declaración resultó uno de los aportes más novedosos a la causa. Los testigos que lo sucedieron –Minatta y Juan Carlos Romero– también mencionaron a «El Manchado» como miembro de la patota. Ante esto, la querella solicitó que se enviara copia de las tres declaraciones a la Fiscalía Federal de Concepción del Uruguay, para que tome las medidas que crea pertinente respecto de este represor. La Fiscalía acompañó y el tribunal hizo lugar.

Prosiguiendo con el relato de los hechos, el testigo señaló que en el coche en el que lo trasladaron comenzaron los primeros interrogatorios sobre un mimeógrafo con el que los estudiantes habrían confeccionado los volantes que repartieron en distintos puntos de la ciudad.

Asimismo, señaló que mientras a él lo detenían, otras dos personas -Francisco Crescenzo y El Moscardón Verde– allanaban su casa, donde se encontraba su madre. De allí sustrajeron libros y posters que Román tenía en su habitación.

Luego, Rodríguez y Crescenzo se subieron a un Falcon verde que estaba estacionado delante del Dodge 1500, y desde allí partieron hacia la delegación de la Policía Federal, seguidos por un Fiat 125.

Cuando llegaron al lugar, lo introdujeron en una dependencia a la que el testigo se refería como el Casino de Oficiales. Minutos después, el subcomisario Zeballos -que conocía a Román a través de su padre- ingresó al lugar y le dijo que “cante lo que sepa”, porque de lo contrario lo “iban a matar”. Acto seguido, El Moscardón ingresó al lugar y le dio un brutal golpe en el rostro al detenido.

Minutos más tarde, el represor José María Mazzaferri (actualmente prófugo de la Justicia) ingresó y lo llevó a una habitación contigua. En ese lugar, Román fue interrogado nuevamente por el mimeógrafo y sometido a una brutal paliza. Según su versión, El Moscardón Rodríguez le dió un fuerte puntapié en  un testículo lo cual originó que, años después, tuvieran que extirparle uno.

Los tormentos continuaron durante los cuatro días siguientes, ya que diariamente era sometido a palizas, interrogatorios y tortura psicológica. Entre los maltratos, Román mencionó que Mazzaferri le gatilló un revólver en la cabeza y que una noche fría lo dejaron en el patio, bajo la lluvia y sin ropa. Por otra parte, relató que en una oportunidad lo llevaron encapuchado a una habitación, donde vio a otro detenido -de apellido Martínez Paiva-, siendo torturado con picana eléctrica, y que a él lo amenazaron con hacerle lo mismo “si no cantaba”.

El testigo relató que en el lugar se encontró con otros detenidos: Roque Edmundo Minatta, Juan Carlos Rodríguez, Juan Carlos Romero, Víctor Hugo Baldunciel, Mario Hugo Maffei, y José Pedro Peluffo, quienes fueron sometidos a maltratos similares.

Román precisó que no los dejaban dormir, señalando que “cada vez que atinábamos a dormirnos, nos golpeaban en los oídos, dejándonos aturdidos”. Tampoco los alimentaban lo suficiente, “lo poco que comíamos era lo que nos mandaban nuestros familiares, pero siempre nos llegaba menos de lo que nos enviaban”.

El testigo manifestó que las cosas comenzaron a “tranquilizarse” a partir del viernes 23 de julio. Y que el domingo mantuvo una charla con Crescenzo, quien le hizo firmar una falsa declaración, titulada “César Román, delincuente subversivo”.

Al día siguiente, al cumplirse una semana de la detención, él y los demás detenidos pudieron ver a sus padres en una reunión mantenida con el Teniente Coronel Schimer, perteneciente al Regimiento de Ingenieros de Combate del Ejército, quien “sermoneó” a los padres de los detenidos, por el “accionar subversivo” de sus hijos. Más tarde, varios de ellos fueron liberados. Al día siguiente, liberaron a los restantes.

Al finalizar su testimonio y responder a algunos detalles precisados por la querella, a pedido del Tribunal, Román reconoció a Julio César El Moscardón Rodríguez en el banquillo de los acusados.

Luego, el tribunal ordenó un cuarto intermedio de 10 minutos, al cabo del cual Román reconoció a Crescenzo una fotografía de aquella época, que le fue exhibida junto a las de otras dos personas.

Más tarde declararon Minatta y Romero, quienes detallaron los padecimientos que sufrieron a manos de los mismos represores en la Delegación de la Policía Federal. Ambos reconocieron a Rodríguez y Crescenzo y aportaron datos sobre «El Manchado».

 

La causa En este expediente –acumulado a otros dos, de Concordia y Gualeguaychú– se registran 18 víctimas: César Manuel Román Yánez, Carlos Atilio Martínez Paiva, Roque Edmundo Minatta, Juan Carlos Rodríguez, Juan Carlos Romero, Carlos Horacio Valente, Víctor Hugo Baldunciel, Mario Hugo Maffei, José Pedro Peluffo, Hugo Emilio Angerosa, Jorge Orlando Felguer, Juan Domingo Santamaría, Carlos María Urquiza, Héctor Manuel Respaud, Juan Eduardo Cassaretto, Carlos Julián Cáceres, Jorge Guillermo Aldaz, y César Rubén Árrigo (ahora fallecido), informó la Vocería del Tribunal Oral Federal.

Cinco de esas víctimas se han presentado como querellantes, representados por la abogada María Caccióppoli y –según cada caso-, también por Marcelo Baridón, Álvaro Piérola, Guillermo Mulet y Marcelo Boeykens.

Prestarán declaración un total de 43 testigos que actualmente residen en distintas localidades, como entre otras: Concepción del Uruguay, Colón, Gualeguaychú, Paraná, Buenos Aires, Mar del Plata y Posadas.

Ejercen la defensa técnica de Harguindeguy, Crescenzo y Rodríguez: Mario Franchi y Noelia Quiroga (por el Ministerio Público de la Defensa), y Gerardo Ibáñez, como abogado particular de Valentino.

De estos cuatro procesados, Crescenzo se ha abstenido de declarar en este debate, en tanto que Harguindeguy lo hizo remitiéndose a dichos anteriores, y el resto, ha reservado sus derechos a prestar declaración en otro momento procesal, si así lo estimare pertinente.

En las audiencias de esta causa, estarán presentes además, todos los abogados defensores y querellantes; en tanto que en lo que respecta a los imputados, Harguindeguy seguirá presenciando el juicio por videoconferencia, desde el Consejo de la Magistratura de Buenos Aires, y los procesados Juan Carlos Mondragón, Marcelo Pérez, Naldo Dasso y Santiago Kelly del Moral estarán ausentes, por así haberlo autorizado el Tribunal, en virtud de que los mismos carecen de imputación en estos actuados.

Finalmente, cabe consignar que la cobertura periodística podrá efectuarse mediante la toma de notas por parte de los periodistas que se encuentren presentes, debiendo éstos abstenerse de transmitir en vivo y efectuar registros fono, foto, y/o videográficos, tanto en la sala donde se llevan a cabo las audiencias, como en aquellas en donde se las transmite por circuito cerrado, se indicó.

Dicha medida rige por imperio del Acuerdo Nº 05/12 del TOF-Paraná, que así lo dispuso el pasado 7 de marzo, con el objeto de resguardar la prueba a colectar.

 

http://www.unoentrerios.com.ar/laprovincia/Comenzaron-las-testimoniales-en-el-juicio-a-Albano-Harguindeguy-20120418-0033.html