Un ex policía evitó involucrar a los imputados, pero dejó dudas.
En la Causa Harguindeguy, un ex oficial de la Federal dio datos inconsistentes sobre las funciones que se realizaban en la Oficina Técnica, y el rol que desempeñaban Rodriguez y Crescenzo. Además, contradijo a los testigos que declararon ayer.
Un testimonio lleno de contradicciones comprometió aún más la supuesta inocencia de los imputados en el juicio por la Causa Harguindeguy.
Godofredo Viale, quien durante la dictadura cívico – militar ejerció el grado de oficial inspector en la Delegación de la Policía Federal en Concepción del Uruguay, declaró ante el Tribunal Oral Federal de Paraná, pero en su testimonio intentó no involucrar a los imputados.
El testigo comenzó su relato señalando que durante 1976 desempeñaba su labor en la denominada Oficina Técnica; y que luego fue removido de su puesto para pasar a ser encargado de seguridad del edificio.
Cuando se le pidieron que describa el edificio, Viale dijo que el lugar tenía una sola planta, lo cual fue repreguntado por la fiscalía, dado que todos los ex agentes que declararon ayer dijeron que había dos niveles, y que en el piso superior se encontraban la Oficina Técnica y el dormitorio de los oficiales.
Luego, el testigo se desdijo y aclaró que había un segundo piso precario, señalando que allá estaba la oficina en cuestión. Más tarde, dijo que Darío Mazzaferri -actualmente, prófugo de la Justicia- fue designado como titular de la Oficina Técnica en marzo del 76. Luego, dijo que él estuvo a cargo de la oficina hasta fines de abril del 76, lo cual desató una serie de preguntas por parte del Tribunal, que no quedó conforme con las inconsistencias en ese punto.
Además, en un momento dijo que el imputado Julio César Rodriguez trabajó en administración durante el año 1975 y luego fue Técnica. En un momento de la declaración, dijo que mientras él estuvo al frente de esa oficina, tuvo a Rodríguez como subordinado durante casi un año, lo cual se contradice con lo declarado antes ya que, supuestamente, a principios del 76′ fue removido de su puesto.
Por otra parte, negó haber visto en la Delegación a los jóvenes militantes detenidos en julio de 1976, lo cual generó más dudas, dado que todos los ex agentes de policía que declararon ayer, señalaron que los jóvenes estuvieron alojados en una dependencia conocida como el Casino de Oficiales.
“No recuerdo haber visto a ese grupo. Sí ví a varios detenidos de Gualeguaychú que estuvieron dos días en el hall. Recuerdo a un doctor de apellido Urdapilleta, una chica Chacón, y a un joven Guastavino. Estuvieron detenidos tranistoriamente, no sé por qué motivos”, manifestó.
Interrogado por la fiscalía, Viale dijo que participó en varios procedimientos, pero que diempre lo hizo “en forma legal y usando el uniforme. Fui con órdenes escritas”.
“Una vez fuimos a un domicilio detener a un joven de apellido Morend (una de las víctimas incluídas en la causa), porque tenía que hacerlo comparecer. Había una señora mayor que se llamaba Aurora y era la suegra de uno de los hermanos Morend. Buscamos en la casa, pero no estaba. Lo que si encotramos fue material subversivo, y había un mimeógrafo. Uno de los oficiales que estaba conmigo dijo ‘puta madre, a este gurí yo lo conozco, jugaba con mi hijo. Iba al Colegio Don Bosco’. Entonces yo le dije, ‘bueno, andá y tirá eso (el mimeógrafo) a la basura. Que esto quede entre nosotros”, declaró, y dijo que arrojaron el artefacto a una letrina.
También dijo que lo enviaron a detener a Carlos Martínez Paiva, pero que “no estaba en la casa, así que nos volvimos con resultado negativo”.
Señalo que siempre realizó los operativos en forma legal, en conjunto con oficiales del Ejército. Ante una pregunta de la querella, Viale terminó reconociendo que había oficiales de la policía que iban de civil, pero no especificó nombres. Esto incentivó más la sospecha de que el testigo ocultaba información. Cuando le preguntaron si Rodríguez usaba uniforme, el hombre reconoció que no lo hacía, pero dijo no recordar que el imputado participara en procedimientos.
En cuanto a las funciones de la Oficina Técnica, dijo que, mientras él estuvo allí, se recopilaba información sobre los “acontecimientos que tenían lugar en la ciudad. Eso después se mandaba a la Dirección de Seguridad Interior, y de allí al Ministerio del Interior. Era esa la forma en la que el gobierno conseguía información de primera mano”.
Además, explicó que tras el golpe militar, la Policía Federal dependía de las órdenes del jefe de Área del Ejército, que en ese entonces era el Teniente Coronel Raúl Schirmer, y que este se reunía todas las mañanas y noches con el comisario Vera, jefe de la Delegación de la Federal.
En un momento de su declaración, Viale dijo que él tenía una “actitud floja con los que yo tenía que detener. Si mis jefes en ese momento se enteraban, podrían haberme metido preso, por ocultar evidencia. Además, pedí que no me manden a hacer detenciones, yo no quería hacer eso porque después quería seguir viviendo en Concepción del Uruguay”. Cuando la querella le consultó cómo eran las actitudes “no flojas” que debían tener, el testigo no dio precisiones, pero negó haber presenciado torturas. Y que nunca supo que haya desaparecidos en Concepción del Uruguay.
Luego del testimonio de Viale, fue el turno de Jorge Balerdi, quien prestó el servicio militar obligatorio en el Destacamento de Gualeguaychú.
El testigo reconoció que en ese lugar estuvieron detenidos Hugo Angerosa, Jorge Felguer, uno de los hermanos Martínez Garbino, y uno de los Ingold. “Estuvieron detenidos en las habitaciones del personal de guardia, pero no los pude ver nunca, me enteré después. Sabíamos que había detenidos, pero no teníamos ningún contacto con ellos”.
Además, dijo que jamás participó en operativos “ni en captura de personas. Una sola vez realizamos un procedimiento rastrillo en el norte de la ciudad de Gualeguaychú, con el objetivo de secuestrar armas. Y lo hicimos en forma conjunta con la policía”.
Ante una consulta de la querella, el testigo dijo desconocer si Felguer y Angerosa fueron trasladados del Destacamento. “Sólo creo que a la madrugada los llevaban al baño de tropa, para que hagan sus necesidades. Pero nunca los pude ver”, explicó
Luciana Actis/ De la Redacción de UNO
Imprimir artículo | Este artículo fue publicado por admin el 4 mayo, 2012 a las 15:13, y está archivado en Crónicas, del recinto, Notas en medios, provinciales. Sigue las respuestas a esta entrada a través de RSS 2.0. Puedes dejar un comentario o enviar un trackback desde tu propio sitio. |